La década del sesenta fue revolucionaria en todo el mundo. Los jóvenes enfrentaron al sistema global de diversas formas: con la música, la ropa, los colores, las drogas y la lucha política. En California fue el hippismo; en París, el Mayo Francés con “la imaginación al poder”. En América Latina, los jóvenes soñaron con el rock nacional, la Revolución Cubana, Camilo Torres, el Che Guevara en Bolivia o el regreso del líder.
Perón, que siempre fue un adelantado en la lectura política del momento, no dudó en acercar a los jóvenes a la lucha del peronismo, que llevaba más de una década proscripto en la Argentina por la dictadura cívico-militar. Fue en esos años cuando decidió apostar por la juventud en lo que llamó el “trasvasamiento generacional” e invitó a los jóvenes a sumarse a la lucha. En varios documentos cuestionó a la rama política y sindical del movimiento porque estaban fatigadas o temían la represión.