
La Corte Suprema de Justicia, con el apoyo de todo el establishment económico, decidió proscribir a Cristina Fernández de Kirchner, dos veces presidenta, una vez vicepresidenta y actualmente presidenta del PJ Nacional. La decisión implica que queda firme la condena a seis años de prisión e inhabilitación perpetua para ejercer cargos públicos.
Desde que nació el peronismo, la derecha reaccionaria intentó por todos los medios evitar que un peronista llegara al poder. Lo hicieron con Perón, quien luego fue exiliado durante 18 años, y ahora lo repiten con la expresidenta Cristina Kirchner.
Recordemos el nefasto rol de la Corte para hacer desaparecer al peronismo de la faz de la Tierra. Recordemos su lamentable papel en los últimos 80 años.
Primer intento de proscripción
Hace 80 años, en las vísperas del 17 de octubre, la Corte Suprema de Justicia estuvo a punto de hacerse cargo de los destinos del país, pero la gigantesca movilización de los trabajadores a Plaza de Mayo frenó esa jugada y permitió elecciones libres en febrero de 1946.
Aquella historia comenzó el 19 de septiembre de 1945, en la llamada marcha por “la Constitución y la Libertad”, que pedía el fin del gobierno comandado por Farrell y Perón. Miles de manifestantes se reunieron en la Plaza de los Dos Congresos y marcharon por la avenida Callao hasta Plaza Francia. Al frente de la misma se encontraba todo el establishment de Buenos Aires: Joaquín de Anchorena, Rodolfo Ghioldi, Nicolás Repetto, Alfredo Palacios, José Tamborini, Ernesto Sanmartino, Carlos Saavedra Lamas, Mariano Castex y José María Cantilo, entre otros. La avenida Callao fue una fiesta, e incluso se sumó el embajador norteamericano Spruille Braden. Los cánticos más recurrentes, además de las estrofas de La Marsellesa, fueron: “Votos sí, botas no”, “Desde el cabo al coronel, que se vayan al cuartel”, “Con tranvía o sin tranvía, se quedaron en la vía” y “A Farrell y Perón hoy les hicimos el cajón”.
A partir de allí, la presión hacia el gobierno fue muy fuerte para que dejara el poder. La Marina sacó un documento firmado por 30 almirantes, y parte del Ejército, que no veía con buenos ojos el crecimiento de la figura del coronel Perón y su relación con los obreros, pidió un cambio drástico. La oficialidad de Campo de Mayo exigió la renuncia del coronel Perón a la vicepresidencia y a la Secretaría de Trabajo. El presidente Farrell aceptó su destitución, pero el establishmentno se conformó con esa medida. Días después, pidió la cárcel para el coronel y que el presidente entregara el gobierno a la Corte. La gente de Barrio Norte salía a la calle alborotada y se reunía por aquellos días en la Plaza San Martín, frente al Círculo Militar.
Farrell llamó al procurador de la Corte, el Dr. Juan Álvarez, para que formara un gabinete civil de notables hasta que se realizaran las elecciones en 1946. Los sectores más nacionalistas, que miraban con buenos ojos a Perón y al radicalismo, no estaban convencidos de volver a un régimen anterior a 1943.
El procurador formó un gobierno compuesto por la dirigencia más rancia y oligárquica, todos integrantes de la Década Infame y serviles a los intereses extranjeros. Cuando alguien le preguntó por qué se decidió por ese tipo de personajes, la respuesta fue típica: “¡Pero si son apolíticos!”.
Mientras los diarios festejaban esos nombres y la detención de Perón, el subsuelo de la patria comenzaba a sublevarse en cada fábrica y rincón de la Argentina. Lo que sucedió después es historia conocida. Miles de trabajadores salieron a la calle y marcharon hacia Plaza de Mayo para pedir por la liberación del coronel Perón, en aquella histórica jornada del 17 de octubre.
Luego del triunfo electoral de 1946, el peronismo inició el juicio político a la Corte Suprema, que finalizó en 1947 con la destitución de sus miembros, más la del procurador Álvarez. Los argumentos fueron contundentes: desde haber convalidado, con sus acordadas de 1930 y 1943, gobiernos de facto y emitir fallos políticos para impedir los fines sociales del último gobierno, hasta haberse negado a tomar juramento a los camaristas de la Justicia del Trabajo, retardando así el funcionamiento del fuero laboral.
Segundo intento de proscripción
A los pocos días de asumir Néstor Kirchner la presidencia, el presidente de la Corte, Julio Nazareno, amenazó al gobierno con un fallo que obligaría a los bancos a devolver en dólares el dinero de los ahorristas. Esto preocupó tanto a Kirchner como a Lavagna, porque un eventual fallo favorable a la redolarización —en este caso de un depósito de un ahorrista particular— tendría un inevitable efecto cascada en otros miles de reclamos y obligaría a convertir a dólares cientos de depósitos que en ese momento estaban en moneda argentina.
Varios funcionarios del gobierno pidieron la renuncia de Nazareno, pero el juez, ante un periodista de Crónica TV, reiteró que seguirían con los fallos que consideraban “mejor para el país” y, ante una pregunta sobre si no era una extorsión tratar los recursos atrapados en el corralito y sobre su renuncia, respondió exaltado: “¡Ah, no, no! Me voy, dejate de joder”.
Esa misma noche, Kirchner pidió el tape de Crónica TV. No lo podía creer. Ya en Olivos, lo conversó con Cristina y, a la mañana, con sus ministros.
Ese mediodía llamó a Aníbal Fernández y le dijo:
—Vamos a grabar en un rato un mensaje. Voy a pedir el juicio a la Corte.
Fernández puso cara de asombro y el presidente le comentó:
—¿Te asusta?
—No, no me asusta. Lo que te pido es que me digas que no volvemos para atrás.
—Nunca. ¿Qué es el poder? ¿Los granaderos, el helicóptero, la quinta de Olivos? Si eso es el poder, me voy a mi casa.
Esa noche, por cadena nacional, Kirchner fue a fondo contra el presidente del tribunal y pidió su juicio político. Debilitado por el avance del juicio político en el Congreso, Nazareno renunció a fines de junio. En pocos meses cayeron también los jueces Moliné O’Connor, Guillermo López y Adolfo Vázquez.
Tercer intento de proscripción
A 80 años de aquel primer intento de la Corte de hacerse cargo del gobierno y a 22 años de intentar repetir un golpe contra Néstor Kirchner, la Corte ha decidido hoy proscribir a la dos veces presidenta de los argentinos y presidenta del PJ nacional, bajo el argumento de que durante su gobierno robó.
En estas horas tan difíciles para el peronismo, es fundamental escuchar a Perón cuando reconoció que fue un error no dar batalla en el golpe de 1955: “Me equivoqué. Debería haber exterminado al enemigo”, dijo el general.