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10 agosto, 2025
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A un mes de las elecciones bonaerenses, crece la preocupación entre los libertarios, cada vez más desorientados

A un mes de las elecciones en la provincia de Buenos Aires, crece la preocupación en las llamadas fuerzas del cielo: no todo marcha acorde al plan, como reza el lema que los libertarios suelen plasmar en las redes sociales con las siglas TMAP. A las recientes y durísimas derrotas en el Congreso, además de las cifras negativas de una economía de mal en peor, se le suma la preocupación por el bajo nivel de participación ciudadana proyectado para los comicios legislativos del próximo 7 de septiembre.

En el oficialismo estiman que, en la elección bonaerense, la tendencia a la apatía podría perjudicar al frente de LLA y PRO, como fuerza opositora con músculo territorial inferior en comparación al poderoso PJ -K oficialista.

Según precisa hoy Infobae, la alarma sobre la no concurrencia se disparó después del cierre de listas, mientras los liberales se relamían las heridas por la exclusión a la que los sometieron, y el grupo de Karina Milei acudía a Santiago Caputo, por orden de “el Jefe”, para empezar a diseñar una estrategia electoral. Hasta entonces no había planes delineados en el campamento violeta, que se había dedicado principalmente a la designación de candidatos.

Los primeros estudios de opinión pública les confirmaron lo que esperaban: que en la Provincia las intenciones de asistencia a sufragar son bajas y que los ciudadanos están desinteresados en la política. Factores que, a la alianza violeta y amarilla, podría jugarle particularmente en contra desde que se encuentran en desventaja frente a sus rivales en términos de llegada al territorio.

Desde entonces, funcionarios y dirigentes libertarios empezar a advertir sobre el peligro de perder en el distrito más poblado en la próxima batalla. Saben que podrán apoyarse en el PRO para mover las boletas entre los vecinos, hacer campaña en la calle y animar a que vayan a las escuelas asignadas el 7 de septiembre, además de fiscalizar. Pero temen que no sea suficiente.

Sebastián Pareja, el titular de LLA en la Provincia y mano derecha de Karina Milei, expuso sin anestesia inquietud sobre los resultados en la Provincia. “Podemos perder, es un territorio hostil”, dijo en una entrevista con la señal LN+.

Días después, parado en un pasillo de la Casa Rosada, un importante miembro del círculo de Karina Milei insistió con las señales de inquietud. “En la Provincia no hay que confiarse, puede estar complicado”, dijo el viernes por la tarde.

Detrás de esa serie de declaraciones subyace la necesidad. “Nuestro desafío principal es básicamente lograr que la gente vaya a votar. Y para eso tenemos que generar ganas”, dijeron desde el búnker de campaña libertaria. “La bajada de línea es dejar de lado el exitismo. No mueve a nadie decir que vamos a ganar. Promover la participación es un objetivo, sí”, dijo un estratega. Y agregó: “Todo depende de eso. Literalmente, los números van a depender de eso”.

Es una elección inédita, por primera vez desdoblada. Y a todos los partidos les cuesta hacer predicciones. “No hay referencias, es una elección donde todo puede pasar”, dijo un armador libertario. Y el oficialismo, que ya decidió apelar a la figura de Milei y la nacionalización de la campaña bonaerense, insistirá con las advertencias y apelará a los golpes de efecto.

El arranque de la campaña de Milei con el uso de la frase “Nunca Más” estuvo orientada en ese sentido, y lo logró. La comparación entre el kirchnerismo y el golpe militar generó controversia, más allá de la foto. Los libertarios, lejos de arrepentirse, estaban más que satisfechos. En su balance, lograron unificar “la conversación” en torno a la foto del presidente con los candidatos bonaerenses y la pancarta con el lema de la CONADEP sobre el terrorismo de Estado.

En las filas de los más fieles mileistas algunos no dejan de resaltar su desconfianza en los candidatos, que fueron elegidos, todos, por Karina Milei. Creen que es un factor de base, inamovible, que podría jugarles en contra a la hora de promover la asistencia a las urnas.

“Vamos a jugar el segundo tiempo con lo mejor que tenemos, pero es importante destacar que la mitad está jugada. Tenemos que hacer que la gente salga de su casa a votar a Pablo Morillo”, dijo un cabizbajo militante, en alusión al candidato a diputado provincial en la Segunda Sección que hasta 2023 ocupó cargos en el gobierno peronista y, como trascendió en un video, militaba a Axel Kicillof.

Fue un esbozo de otros tiempos: desde el caos interno desatado en el cierre de listas bonaerenses, los libertarios de la esfera de la militancia virtual procuran mantener activado el “modo tolerancia”. Lo mismo ocurre del lado de los Menem, donde hicieron la vista gorda sobre temas molestos -como las críticas de referentes del ala digital al islam-. Nadie quiere sulfurar al “Jefe” con más internas, al menos durante la campaña.

 

 

 

 

 

 

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