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7 septiembre, 2025
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El pueblo dijo basta: Milei perdió por paliza en Buenos Aires

Por Alfredo Silletta

Los bonaerenses le pusieron un freno a la política cruel del presidente Javier Milei y votaron masivamente a Fuerza Patria. Con una participación cercana al 63%, el peronismo alcanzó el 46,93% de los votos, mientras que la alianza entre la LLA y el PRO apenas llegó al 33,85%, en los primeros resultados.

El triunfo electoral del peronismo es también un triunfo personal del gobernador Axel Kicillof, quien —contra viento y marea— decidió separar las elecciones provinciales de las nacionales para mostrar que su gestión era totalmente opuesta a la del gobierno libertario, pese a la resistencia del kirchnerismo más duro. Esa jugada estratégica terminó dándole aire propio y lo consolidó como el gran referente opositor.

La campaña electoral mostró a un Kicillof hiperactivo: en pocas semanas recorrió 55 municipios, pronunció 60 discursos y concedió 45 entrevistas. Desde cada escenario se encargó de exhibir obras inauguradas en escuelas, hospitales y caminos viales, además de políticas de apoyo a las Pymes y mejoras salariales para los trabajadores. Su mensaje fue claro: se puede gobernar de otra manera.

Paralelamente, jugaron un papel clave los intendentes de la provincia, especialmente de la Primera y la Tercera Sección Electoral, quienes decidieron encabezar las listas con sus propios nombres. Jefes territoriales como Jorge Ferraresi, Mayra Mendoza, Mario Secco, Julio Alak, Leonardo Nardini, Federico Otermín y Federico Achával, entre otros, empujaron con fuerza el voto local y sostuvieron la estructura electoral del peronismo.

También fue determinante la participación de Verónica Magario y Gabriel Katopodis, quienes encabezaron boletas en el conurbano y funcionaron como caras visibles de la campaña en las secciones más pobladas.

El contraste con Milei fue notorio: mientras el Presidente apostó casi exclusivamente a la motosierra y a la confrontación en redes sociales, Kicillof mostró gestión, cercanía y resultados palpables en territorio. La estrategia de polarizar con la sociedad a través del ajuste encontró en Buenos Aires su límite más claro.

La elección marca un punto de inflexión en la política nacional. El gobernador bonaerense emerge fortalecido, el peronismo recupera centralidad y el oficialismo libertario queda golpeado en el distrito más importante del país.

En definitiva, Milei creyó que podía gobernar a fuerza de odio y tijeras, pero la provincia de Buenos Aires le dio una lección: cuando el pueblo vota con el bolsillo y la dignidad, no hay motosierra que aguante.

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El arrasador triunfo del peronismo se tradujo en victorias en 6 de las 8 secciones electorales de la Provincia

Eduardo

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