
El presidente Javier Milei sabe que fracasó. Entre devaluación, blanqueo y la ayuda del FMI, dilapidó más de 80.000 millones de dólares en maniobras financieras que no evitaron la recesión. Las fábricas están quebradas, los salarios por el piso, los jubilados no llegan a fin de mes y el Estado se retiró de la salud, la educación y la obra pública.
A esa crisis estructural se suman los escándalos que golpean al corazón del poder libertario: La estafa de la criptomoneda $LIBRA, las coimas en la Agencia Nacional de Discapacidad (ANDIS) que involucran a Karina Milei, y la vinculación del diputado José Luis Espert con el narcotraficante Fred Machado, que lo obligó a renunciar a su candidatura.
Todo esto configuró un cóctel que derrumbó la imagen presidencial y desató pánico incluso entre sus aliados internacionales.
Desde Washington, Donald Trump y el secretario del Tesoro, Scott Bessent, reconocen que Milei se tambalea. Según trascendió, ambos consideraron que era necesario evitar la caída del único presidente de extrema derecha de América Latina, a quien ven como un bastión ideológico frente al “populismo peronista”.
Por eso impulsaron una ayuda inédita: Intervención en el mercado local para contener el dólar, y un swap de 20.000 millones de dólares para desplazar inversiones chinas y garantizar negocios estadounidenses en Argentina.
El plan, según fuentes diplomáticas, incluye que empresas norteamericanas controlen la extracción y enriquecimiento de uranio, el refinamiento de litio y la explotación de minerales raros, además de reemplazar la presencia china en el 5G y el sector energético.
Una estrategia que combina geopolítica, negocios y control económico, y que deja a la Argentina cada vez más atada a Washington.
La dura realidad política
Pese al salvataje internacional, la realidad local se impone. La Cámara Nacional Electoral resolvió que Diego Santilli encabece la lista de La Libertad Avanza (LLA) en la provincia de Buenos Aires, revocando el fallo que había favorecido a Karen Reichardt tras la renuncia de Espert.
Ahora, el oficialismo enfrenta el dilema de si logra o no reimprimir las boletas, a menos de dos semanas de las elecciones del 26 de octubre.
Pero el verdadero golpe no vino de los tribunales, sino de las encuestas.
Una reciente medición de la consultora Nueva Comunicación —la misma que más se acercó al resultado bonaerense en la elección anterior— muestra una ventaja de casi 15 puntos para Fuerza Patria sobre La Libertad Avanza.
Ante la pregunta “¿A qué espacio votaría si las elecciones fueran mañana?”, los resultados fueron:
- Jorge Taiana (Fuerza Patria): 43,1%
- Karen Reichardt / Diego Santilli (LLA): 28,3%
- No sabe: 10,6%
- Nicolás del Caño (FIT): 4,1%
- Florencio Randazzo (Provincias Unidas): 3,3%
- María Eugenia Talerico (Potencia): 2,6%
- Fernando Gray (Unión Federal): 1,8%
- Fernando Burlando (Propuesta Federal): 1,8%
- Santiago Cúneo (MDCA): 1,3%
El estudio, realizado entre el 1 y el 8 de octubre con 2.759 casos en todo el país, también revela la magnitud del desgaste presidencial:
Gestión Milei: 31,9% la aprueba (18% “muy buena”, 13,9% “buena”), mientras que un 65,9% la desaprueba (27,2% “mala” y 38,7% “muy mala”).
En contraste, el gobernador Axel Kicillof mantiene un saldo positivo: 52,9% aprueba su gestión (27,4% “muy buena” y 25,5% “buena”) y 45,2% la desaprueba, lo que arroja un diferencial favorable de +7,7 puntos.
En este contexto, Cristina Kirchner y Axel Kicillof intensifican la campaña junto a Jorge Taiana en la provincia de Buenos Aires.
Ambos líderes reconocen que existe un núcleo duro antiperonista, alimentado por errores propios y por los grandes medios, pero creen que la caída económica de Milei y los escándalos judiciales abren una oportunidad histórica para recuperar el voto popular.
“El desafío —dicen cerca de Kicillof— es convencer a los bonaerenses de que la motosierra no corta privilegios, sino derechos.”
Ni el Tesoro norteamericano ni las operaciones de prensa alcanzan para tapar el derrumbe.
Milei se quedó sin dólares, sin votos y sin relato. Y mientras Trump intenta sostenerlo por miedo al regreso del peronismo, la Argentina se hunde entre deudas, escándalos y encuestas que anuncian lo inevitable: la caída del experimento libertario.