Por Alfredo Silletta. En los primeros días de junio, arribará al país, la chamán o vidente ecuatoriana, Shirley Barahona, la misma que le hizo un “trabajo de limpieza” al candidato el año anterior por pedido de Jaime Durán Barba.
La vidente, conocida por asistir al presidente, se instalará por un año en el país. Sabe que su nombre está en alza y querrá sacarle rédito. Entrevistada por Minutouno afirmó que entre las metas de su viaje esta “hacer algo” por la situación económica. “Están sufriendo mucho allá y es mi deber hacer algo por su economía, ayudar con el tema del fútbol, hay muchas cosas para aportar en la Argentina”, dijo la chamán.
En plena campaña electoral se comentó que Duran Barba, asiduo visitante de la armonizadora, habría llevado varios elementos personales de Macri para que la ecuatoriana le hiciera “un trabajo de limpieza”.
Como es de público conocimiento, a Macri le gusta sumar a sus reuniones de gabinetes figuras de la new age. Hace poco se lo vio a Daniel Cerezo, un “experto en felicidad” que comanda una empresa new age y que tiene cautivado al jefe de Estado, explicar a los ministros qué “es la pobreza”. El presidente tiene debilidad por los gurúes de la Nueva Era que acostumbran a utilizar frases fáciles para solucionar los problemas del hombre actual. Recordemos que en septiembre de 2012 organizó el Primer Encuentro Espiritual del Amor en Capital Federal y trajo como estrella superstar al Ravi Shankar.
Macri, igual que en la Nueva Era, intenta demostrar que hay un nuevo paradigma en la política. En sus charlas le gusta hablar de buena onda, de superar el pasado, el conflicto, de estar enamorado, de buscar la felicidad. No explica cómo superar la inflación, cómo enfrentarse a los poderosos, todo está relativizado en algo mágico que va a suceder. Cree en el cambio individual no colectivo.
Clarín para no quedarse atrás con las “buenas ondas” que exige el presidente, decidió todos los domingos publicar los índices de Optimismo Económico y Optimismo Político, un termómetro para ver cómo están los argentinos.
Un detalle para no olvidar. Las tarifas de la bidente ecuatoriana van de 100 a 500 dólares por “limpiezas” y alrededor de 300 dólares por cursos de Tarot. ¿Le cobrará al presidente?
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