El diputado Sergio Massa cerró el encuentro del Frente Renovador en Mar del Plata con un duro documento contra las políticas del gobierno de Mauricio Macri y reiterando que seguirán solos, sin volver al peronismo. Pese a que no estuvo en los discursos, por los pasillos insistieron que el tigrense será candidato a presidente en 2019.
En un duro documento que leyó la diputada Graciela Camaño se planteó que “rechazamos la teoría del derrame que guía las decisiones económicas del gobierno” y reitero que “no necesitamos un nuevo relato. El gobierno subestimó los efectos inflacionarios de la salida del cepo. La seguridad alimentaría y nutricional de los argentinos vuelve a estar en riesgo”.
Massa insistió con terminar “tenemos que terminar con la bipolaridad en Argentina”, para luego tirar un centro al peronismo y otro al radicalismo. Nosotros representamos el sueño de que millones de peronistas que creen que la Argentina debe ser un país de progreso e igualdad”.Abracemos a aquellos radicales que creyeron que esa unidad nacional y se encontraron siendo cómplices del ajuste de la derecha”, apuntó.
A continuación el documento completo:
La situación económica que debió enfrentar a principios de su mandato el actual gobierno era compleja. Los problemas urgentes a resolver (distorsión de precios relativos, default parcial, déficits gemelos, descapitalización) dejaban poco margen para transitar el primer semestre de su mandato sin tomar decisiones difíciles.
Nuestro rol, como espacio político y como oposición, es tener una actitud constructiva, marcar los errores y proponer soluciones alternativas para que el costo económico y social de las correcciones no recaiga sobre la clase media trabajadora y los que menos tienen.
Acompañamos en el Congreso esa decisión de los argentinos porque los argentinos la legitimaron y fuimos con el Gobierno Nacional a Davos. Apoyamos iniciativas importantes que consideramos acertadas, impulsamos proyectos importantes.
Colaboramos para mejorar leyes clave como el blanqueo de capitales, el pago de los juicios a los jubilados, la ley del arrepentido, la extinción de dominio y la ley PyME. Pero no dudamos en votar en contra del gobierno cuando consideramos que los trabajadores necesitaban protección contra los despidos y rechazamos medidas regresivas como el aumento desmedido de las tarifas.
Pero no dudamos en votar en contra del gobierno cuando consideramos que los trabajadores necesitaban protección contra los despidos y rechazamos medidas regresivas como el aumento desmedido de las tarifas. Si bien el punto de partida era complejo, creemos que el gobierno cometió serios errores de diagnóstico.
Si bien el punto de partida era complejo, creemos que el gobierno cometió serios errores de diagnóstico al subestimar los efectos inflacionarios de la salida del cepo y asumir que lloverían las inversiones sobre la alicaída economía. Las fallas de coordinación interna y la ausencia de un plan económico se tornan evidentes cuando el Gobierno se vio obligado a dar marcha atrás con varios anuncios y decisiones.
El resultado en términos de desempeño macroeconómico durante el primer semestre, fue de recesión de la actividad: 1.5 % con un brusco salto inflacionario: 45% anualizado. Pérdida del empleo: 60 mil empleos formales se perdieron, aumentaron las suspensiones y se perdieron horas de trabajo.
Se estima que la pérdida del empleo en el sector informal de la economía es de alrededor de 180 mil trabajadores y hay un aumento significativo de la pobreza en alrededor de 1.4 millones de argentinos.
Hoy, nos encontramos con un 34% de pobreza, más el 35% de trabajo informal y 1.5 millón de jóvenes que no estudian ni trabajan.
Esos indicadores se agravaron en los últimos meses por el aumento de la inflación, especialmente en los alimentos y el transporte por el tarifazo, el parate de la economía que significa la caída de las changas y la pérdida del empleo en el sector público y privado.
En el consumo de algo tan vital como la leche y la carne, reflejan que vuelve a estar en riesgo la seguridad alimentaria y nutricional de los argentinos.
El repunte esperado para el segundo semestre no va a alcanzar para mejorar la situación social. Existe en Argentina un extenso segmento de la población en situación de vulnerabilidad estructural que no se verá beneficiada por el crecimiento concentrado en sectores de baja intensidad en la generación de empleos. El 47% de las inversiones anunciadas corresponden a minería y energía, dos sectores que representan menos del 1.5% del empleo formal.
Como contraparte, el sector productivo más relevante en términos de empleo que es la industria, seguirá sufriendo el retraso cambiario, la apertura de importaciones, y la crisis económica y política de Brasil. Mientras el Gobierno se endeuda para financiar el déficit fiscal, los bancos y el sector financiero lucran con altas tasas de interés y se pierden 8 mil millones de dólares en lo que va del año por mes en fuga de capitales al exterior y a pesar del blanqueo. El Frente Renovador-UNA rechaza la teoría del derrame que guía las decisiones económicas del actual Gobierno.
Los ingresos que perciben los beneficiarios de planes sociales, jubilados y millones de trabajadores que por su condición de informalidad laboral no participan de paritarias. Esto se ha visto seriamente afectado por la recisión y la escalada inflacionaria. Argentina depende principalmente de su capacidad de consumo interno, hoy ese consumo interno está altamente comprometido por medidas económicas de ajuste que favorecen a los sectores más concentrados de la economía y alientan la especulación financiera en detrimento de la inversión productiva y acceso al crédito.
El pueblo le ha confiado al Frente Renovador-UNA la responsabilidad de gestionar con intendentes y algunos gobernadores, y controlar, colaborar y trabajar en proyectos legislativos que ayuden a nuestro país a lograr el desarrollo social y económico de manera integral.
Durante 12 años el kirchnerismo intentó tapar el sol con la mano, ignorando preocupaciones graves como la inseguridad y el narcotráfico, minimizando el problema inflacionario, subsidiando el consumo irresponsable y alentando la confrontación a partir de un relato disciplinador y engañoso que dividió a la sociedad causando profundas heridas. Transcurridos los primeros siete meses de gobierno, la realidad comienza a imponerse frente al relato de la paciencia y la alegría de los globitos amarillos.
La contracción del mercado interno, los crecientes niveles de desocupación, la pérdida del poder adquisitivo, el aumento del déficit fiscal, la inflación y el endeudamiento para cubrir gastos de cuenta corriente, imponen la necesidad de un plan económico que no obligue a los sectores más vulnerables a pagar el costo del ajuste.
Y los argentinos no necesitan un nuevo relato, Argentina necesita un acuerdo económico y social que comprometa a todos los sectores de la sociedad, para llevar adelante las reformas que necesita nuestro país en materia de seguridad. No nos alcanzan con que los funcionarios públicos nos inventaríen todas las mañanas cómo son agredidos por la inseguridad porque nuestro pueblo también está siendo agredido por la inseguridad.
Progreso es la palabra. Argentina necesita un espacio político como el FR-UNA que sin condicionar la recuperación económica y la gobernabilidad ponga sobre la mesa de debate las reformas estructurales que necesita el país para diversificar su matriz productiva, para hacer más justo y progresivo su sistema tributario, para alcanzar el autoabastecimiento energético, para recuperar la esencia progresista de su sistema educativo y sobre todo para recuperar en serio la movilidad social ascendente en la que creemos los movimientos populares.