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28 marzo, 2024
OPINIÓN

A seis años de la muerte de Néstor Kirchner

Por Alfredo Silletta. Hoy 27 de octubre se cumplirán seis años de la muerte de un dirigente de otro tiempo. Un político al que no le interesaban los protocolos o el qué dirán de las corporaciones mediáticas. Llegó a la presidencia con sólo el 22 por ciento de los votos y cuando asumió dijo que “no vengo a dejar mis convicciones en la puerta de la Casa Rosada”.

Y cumplió. Cambio la corte menemista; produjo una quita fundamental a la deuda externa; implementó la política de derechos humanos anulando las leyes de la impunidad; se sacó de encima al Fondo Monetario Internacional (FMI); a fines del 2005 enfrentó al presidente Bush y junto a otros mandatarios latinoamericanos se opusieron al ALCA; les dio dignidad a los trabajadores al implementar las paritarias y por sobre todo recuperó la autoestima del pueblo argentino.

Néstor Kirchner ingresó a la política en los años 70 junto a Cristina en la ciudad de La Plata. Militó en la juventud peronista. Fue intendente de Río Gallegos, gobernador de Santa Cruz y presidente. Nunca se dejó convencer por los cantos de sirena del establishment. Con Cristina en la presidencia, la acompañó en la lucha contra el campo y durante el 2009 puso el cuerpo en las legislativas y en el enfrentamiento con el Grupo Clarín a partir de la ley de Medios.

Kirchner siempre supo, desde que llegó al poder en mayo de 2003, que era parte de un proceso iniciado mucho tiempo atrás, con los patriotas de Mayo, con los héroes de la Vuelta de Obligado, con Hipólito Yrigoyen y con Juan Domingo Perón y Eva. Siempre supo que el proceso iniciado en el 2003 era una continuidad con el protagonizado por las masas trabajadores el 17 de octubre de 1945.

Al igual que Yrigoyen, al igual que Perón, Kirchner ha sido el más odiado y el más amado de su tiempo. El día de su muerte estuvo nublado, no llovió como en aquel 1 de julio de 1974, pero cayeron lágrimas en los barrios más humildes del país. Ellos, como dijo Evita son “los únicos que saben ser fieles”.

A partir de esa dolorosa muerte “florecerán mil flores” como acostumbraba decir Néstor, y la revolución nacional y popular nacida aquel 17 de octubre de 1945 continuará firme y vigorosa, aunque hoy millones de argentinos sientan que la historia ha retrocedido.

Carlos Marx en El 18 Brumario decía que las revoluciones son como un topo. El topo de la Historia, que a veces desaparece, porque el topo va por debajo de la tierra. Pero nunca aparece para atrás, siempre va para adelante. Entonces hay que tener esperanzas de que el topo volverá.

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