Por Alfredo Silletta. Mauricio Macri, que prefiere al Ravi Shankar antes que leer a Sigmund Freud, hoy tuvo una prueba clara de que su inconsciente lo traicionó cuando en su página de Facebook subió una foto que muestra a un maestro japonés dando clases luego de la bomba que destruyó la ciudad de Hiroshima en el final de la segunda Guerra Mundial. En pleno conflicto con los docentes encabezó la nota “Para que un país pueda levantarse la escuela nunca debe parar”.
Freud explica que al inconsciente, situado más allá de la consciencia, no se tiene acceso y se revela a través los actos fallidos, los chistes y los sueños. El inconsciente nos asalta o traiciona -dice Freud-y nos lleva a decir cosas que no habría que decir.
El presidente debe creer en su inconsciente que su gestión de sólo un año y medio se compara a una bomba atómica sobre los argentinos. En parte tiene razón: destrucción de la industria nacional, apertura económica, cierre de Pymes, devaluación, alta inflación, aumentos de luz, gas, transporte, alimentos, por las nubes, aumento de la pobreza y negociados como los del Correo Argentino, Panamá Papers, Avianca y Odebrecht, entre otros.
Macri debe creer que, ante un país arrasado, los docentes, como las víctimas de Hiroshima, deben dar clase en el medio de la destrucción del empleo y el salario, que en el caso de los maestros de Argentina están por debajo de la línea de pobreza.