Un día antes del primer aniversario del golpe de Estado que la destituyó de la presidencia de Brasil, Dilma Rousseff fue reconocida ayer en la Universidad Nacional de La Plata (UNLP) con el Premio Rodolfo Walsh de la Facultad de Periodismo y Comunicación Social. Durante su discurso, denunció que Brasil vive una “segunda etapa del golpe” y pidió la liberación inmediata de la líder de la Tupac Amaru, Milagro Sala.
La entrega del máximo galardón de Periodismo, que ya lo recibieron otros presidentes latinoamericanos como Hugo Chávez, Evo Morales, Rafael Correa y Cristina Fernández de Kirchner, se realizó ayer ante más de 3.000 personas en el Polideportivo de la Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación.
“Este premio es para usted, Dilma, que ha sufrido el dolor insoportable de la tortura, que ha luchado contra la enfermedad y la ha vencido, que ha sufrido hace un año esa farsa política, jurídica y mediática que tuvo el delirio de pensar que 61 votos (parlamentarios) pueden valer más que 54 millones de votos del pueblo”, señaló la decana de Periodismo, Florencia Saintout, en alusión a un golpe al que calificó de “clasista, racista y misógino”.
Rousseff dijo sentirse honrada de recibir la distinción de parte de una decana que representa “la capacidad de no callarse y de resistir pase lo que pase”, en una ciudad y una Universidad pública que formó a Cristina Fernández de Kirchner, “una gran líder política latinoamericana a la que considero mi amiga”.
La ex presidenta hizo un repaso de las conquistas de los tres gobiernos del Partido de los Trabajadores (PT), a partir del triunfo de Luiz Inácio Lula da Silva en 2003, cuando se empezó a combatir la profunda desigualdad arrastrada desde la dictadura que azotó al país entre 1964 y 1985.
“Surgieron gobiernos populares en casi toda América Latina, que nadando a contracorriente abandonaron el pensamiento dominante y osaron ser inclusivos. Probaron que era posible crecer, tener desarrollo económico y reducir las desigualdades de forma masiva en la población”, sostuvo, y destacó “el importantísimo” proceso de integración regional que se dio simultáneamente para construir una Patria Grande por “fuera del recetario neoliberal”.
Rousseff lo consideró uno de los principales motivos del golpe encabezado por Michel Temer el 12 de mayo de 2016, junto a sectores políticos, mediáticos, económicos y financieros: “Ellos sabían que por medios democráticos no conseguirían aplicar en Brasil un programa neoliberal, como lo están haciendo hoy”.
La ex presidenta no sólo advirtió sobre la destrucción de derechos y conquistas sociales, también denunció que está en marcha una “segunda etapa de golpe”, que tiene que ver con “impedir” que Lula da Silva participe de las elecciones de 2018. El ex mandatario es el candidato con mayor intención de voto, mientras que el Gobierno de Temer acumula un 71% de rechazo y sólo un 2% estaría dispuesto a elegirlo en los próximos comicios.
Por eso mismo, Lula sufre una dura persecución judicial azuzada por los mismos medios hegemónicos que propiciaron el golpe contra Dilma, entre ellos los de O Globo. “Los que juzgan son los medios controlados por cuatro familias. La Justicia siempre está en última instancia”, subrayó ayer la ex presidenta.
Dilma cerró su discurso pidiendo la libertad de Milagro Sala, presa política del presidente Mauricio Macri y del gobernador jujeño Gerardo Morales desde hace más de un año, lo que provocó una fuerte ovación del público.