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23 noviembre, 2024
PAÍS

Hacia una nueva CGT para los tiempos de “cambio”: el Gobierno ya tiene a sus gremialistas favoritos

Con la movilización del miércoles como telón de fondo, y mientras se viven intenso tiempos de pulseada entre el Gobierno y los sindicatos, hay indicios de que Mauricio Macri apuesta a la construcción de una nueva cúpula de la CGT, “aggiornada” a los tiempos de cambio, y dejar en el pasado una estructura que consideran vetusta.

Según revela hoy el diario Clarín, en la Casa Rosada saben de la conveniencia de un sindicalismo fragmentado, pero también tienen en cuenta que ese escenario no será así por siempre. Por eso, alimentan una “camada” de sindicalistas que sean los remozados interlocutores con el Gobierno.

Al menos tres ministros coincidieron en la importancia que para el presidente tiene el secretario de SMATA, Ricardo Pignanelli. “Es parte de los nuevos sindicalistas. Así como Sergio Sasia (Unión Ferroviaria), Guillermo Moser (Luz y Fuerza) y desde ya Héctor Daer, un tipo muy sólido”, indicó uno de los funcionarios.

Y hasta amplían la lista de aquellos dirigentes que el Gobierno ve con buenos ojos, como Gerardo Martínez (UOCRA), Andrés Rodríguez (UPCN) y Mario Manrique (segundo de Pignanelli en SMATA) que, para la visión del macrismo, “entendieron que esto está cambiando y están trabajando para adelante”.

​En el sindicalismo tienen en claro los movimientos del Gobierno y de cómo está buscando promover “un nuevo liderazgo”. Pero advierten que “difícilmente” la administración de Mauricio Macri logre obtener la “incidencia que quiere”.

Una característica común de los dirigentes que fogonea el Gobierno para construir la CGT acorde a los tiempos de cambio, es que tienen perfil dialoguista y confiable.

Ricardo Pignanelli, líder de SMATA, recibió varios guiños públicos por parte de Macri en los dos últimos años. En marzo de 2016, en un acto en la planta de Toyota en Zárate, el presidente dijo: “Lo felicito a Pignanelli porque esta empresa siga apostando por Argentina”. Semanas después, el sindicalista tuvo un raro privilegio: formó parte de la comitiva que acompañó a Macri en un viaje oficial a Japón. En público no cuestiona al Gobierno, y cuando se refiere a la problemática de la actividad automotriz, opta por hablar de suspensiones y no de despidos.

Sergio Sasia se quedó con la conducción de la Unión Ferroviaria tras la detención de José Pedraza, el histórico dirigente que fue condenado a 15 años de prisión por el crimen, en 2010, de Mariano Ferreyra. No esconde sus ambiciones de ser jefe de la CGT. La semana pasada le concedió un triunfo político al Gobierno al firmar un nuevo convenio laboral.

En tanto, Guillermo Moser es otro recién llegado a las ligas mayores del sindicalismo. Se quedó con la conducción de la Federación de Luz y Fuerza tras la muerte, en 2013, de Oscar Lescano.

Mientras, Héctor Daer, actual triunviro de la central obrera, sufre el desgaste natural de haber participado de la actual conducción, pero igual es un dirigente para tener en cuenta también en la próxima etapa cegetista, apuntan en el mundo sindical.

En el análisis sobre hacia adonde apunta el Gobierno, se precisa que “la transición en la CGT asoma con un final incierto, en el que los gremios rebeldes, las organizaciones sociales y la izquierda se abrazan a la figura desgastada de Hugo Moyano y el triunvirato de la CGT tiene las horas contadas”.

Y se destaca que en Balcarce 50 afirman que “es el peor momento del sindicalismo” pero “hay una crisis de liderazgo en la Argentina, estructuralmente corrupta en su dirigencia sindical, política, empresarial”. Dicen que los sindicalistas “tienen las mismas caras y la gente los vincula con los problemas irresueltos. Son apreciados en períodos inflacionarios, pero cuando la inflación va bajando la gente se da cuenta de lo que les cuesta a los ciudadanos bancar a los sindicatos y obras sociales”.

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