Llegó el día. La marcha de esta tarde, que promete ser multitudinaria, será la exteriorización de la pulseada que vienen manteniendo Hugo y Pablo Moyano con Mauricio Macri. Y éste recién podría ser el primer paso de una escalada tendiente a reflejar el descontento social ante las políticas económicas del Gobierno, por lo que se abre el interrogante sobre la posibilidad de convocar, hoy mismo, a un paro de alcance nacional para el mes de marzo.
El líder camionero se mostrará como representante de una reciclada corriente sindical opositora, distante de la CGT, con aspiraciones de convertirse también en una referencia política en la vereda de enfrente de la administración macrista.
Los sectores de la llamada “izquierda combativa” son los que más insisten en la necesidad de una huelga general. Próximo a esa postura se ubica la CTA de Pablo Micheli y los estatales de Hugo “Cachorro” Godoy, que este año ya llevaron adelante varias jornadas de protestas por los despidos en la administración pública.
En tanto, el Movimiento Evita, Unidad Ciudadana, La Cámpora y la CTA de Hugo Yasky y el líder de Suteba, Roberto Baradel, más ATE Capital y la Corriente Federal de Trabajadores (CFT) del titular de La Bancaria, Sergio Palazzo, están de acuerdo con esa alternativa, ya que lo ven como la respuesta para ponerle un freno al “avasallamiento” institucional y al “modelo ajuste”.
Por su parte, los movimientos sociales vienen de un paro de 24 horas por la “emergencia alimentaria” la semana pasada, y por lo tanto no tienen inconvenientes en hacer otro más.
En los últimos días, entre los organizadores no pudieron evitar el recuerdo de lo que fue el cierre del acto del 7 de marzo del año pasado, frente al ministerio de Producción, cuando gran parte de los asistentes reclamaban a viva voz a los caciques cegetistas “¡Poné la fecha la p… que te parió!”, para fijar una fecha convocando a un paro general que finalmente, después de disputas internas y autocríticas, se resolvió convocar para el 6 de abril siguiente.
La movilización de hoy llevará como banderas el rechazo al ajuste económico y a las reformas laboral y previsional, así como el reclamo por paritarias libres y un bono extra para jubilados, entre otros puntos. Como telón de fondo aparece una cadena de causas judiciales abiertas o reimpulsadas en la Justicia federal en contra de los Moyano, a lo que se suma una serie de acciones coordinadas desde el Gobierno para debilitar los alcances de la marcha.
Hacía casi dos años que el camionero no se ponía al frente de una protesta al aire libre. La última vez fue en abril de 2016, cuando cerró un acto que reunió a dos de las tres fracciones en las que estaba dividida la CGT (la propia y la de Antonio Caló) y a las dos de la CTA como protesta por las primeras acciones de Mauricio Macri en el poder.
Después iba a llegar la reunificación de la central mayoritaria y un bajo perfil que se autoimpuso, por dos motivos: para no opacar al triunvirato electo en la CGT, pero en gran medida para reservarse espacios de negociación a solas con Macri.
Por eso mismo, en el Gobierno empezaron a preocuparse cuando en los últimos meses fue creciendo la guerra dialéctica con el líder camionero y su hijo, pero al mismo tiempo llegaron a la conclusión de que no está mal que los Moyano se muestren como enemigos declarados de Macri.
Mientras tanto, en los despachos oficiales se insistía anoche en que nada de lo que ocurra esta tarde podrá cambiar el rumbo de la política laboral y económica. Por el contrario, el equipo del ministro de Trabajo, Jorge Triaca, tiene como encargo profundizar todo tipo de acciones de hostigamiento hacia el camionero y sus aliados.
Pero, claro, seguramente esa soberbia puede chocar contra la realidad, en caso de que hoy mismo se produzca la convocatoria hacia una huelga general en medio del reclamo de una sociedad en la que crece el malhumor ante la ola de despidos, inflación descontrolada y el constante cierre de Pymes.