Por Alfredo Silletta. El presidente esta furioso desde hace semanas. Molesto por el fracaso de la política económica, con los precios por las nubes, el dólar imparable y una situación social cada día más difícil de sostener sin represión. La semana pasada un importante empresario de medios (Magnetto) volvió a visitarlo en la residencia de Olivos y cansado de las generalidades del presidente le preguntó si vendrán cambios en el gabinete. El presidente le contestó de mala manera, lo que demuestra su poca tolerancia a las críticas y a reconocer sus fracasos.
El viernes, luego que el dólar siguió subiendo pese al nombramiento de Luis Caputo en el Banco Central y con el temor del próximo súper martes donde vencen 515.000 millones en Lebacs, decidió reunir a su mesa chica, a los únicos que escucha: Marcos Peña, Mario Quintana y Gustavo Lopetegui. “Son mis ojos y mi inteligencia” había dicho hace dos años.
Allí decidieron echar a Francisco Cabrera y Juan José Aranguren. Seguramente luego vendrán más cambios en áreas como Agricultura, Cultura, Medio Ambiente, Turismo y Ciencia y Tecnología que dejarán de ser ministerios para ser secretarias. Afuera de las decisiones quedaron Nicolás Dujovne, Luis Caputo, María Eugenia Vidal, Horacio Rodríguez Larreta y Rogelio Frigerio y obvio, Lilita Carrio y los radicales.
El presidente fue claro con quienes fueron sus ministros: “Esto es sólo maquillaje, el plan económico continuará como el primer día, pero necesitaba mostrar que aceptamos las criticas del circulo rojo”.
Las tarifas que aumentaron en la gestión Aranguren un 1700 por ciento continuarán aumentando hasta que cada argentino pague el 100 por ciento de la tarifa dolarizada.
El amigo ¿y socio? del presidente, Marcelo Mildlin, ganó en este primer trimestre 3.853 millones de pesos, un 68% superior a igual periodo de 2017. Así con todas las empresas de energía. Los únicos que pierden son los trabajadores que ven licuar en forma brutal su sueldo.
Más allá de los cambios de gabinete el único ministro que tendrá poder en la Argentina será el FMI. Ellos ya decidieron que quieren un dólar recontraalto, más cercano a los 32 pesos, con una inflación del 30% y con salarios y jubilaciones por el suelo. Con tarifas, transporte y alimentos dolarizados hay riesgo de un caos social en las calles. De allí que el FMI llegó para asegurarse que se pague a los acreedores externos ante el temor de un nuevo default.
Con los nombramientos de Dante Sica y Javier Iguacel nada cambiara. Como Maquillaje, el tango de Homero Expósito: “Mentiras…/son mentiras tu virtud, /tu amor y tu bondad/y al fin tu juventud. /Mentiras…/¡te maquillaste el corazón!/¡Mentiras sin piedad!”