Como en la genial película de Pedro Almodóvar Mujeres al borde de un ataque de nervios, hoy podemos decir que la gobernadora María Eugenia Vidal pasa por su peor momento político con una caída brutal en las encuestas -más de 20 puntos-. A eso se suma la Casa Rosada que la dejó sola ante el escándalo de lo aportes truchos, quizás hasta con “fuego amigo” en su contra y una provincia, especialmente el Conurbano, al borde de un estallido.
En el Gran Buenos Aires, los bonaerenses están muy enojados con los aumentos de las tarifas, el transporte y los alimentos, con comedores populares que crecen día tras día, con un servicio eléctrico que es un desastre especialmente en el sur del Gran Buenos Aires y, como frutilla de postre, ayer ocurrió la tragedia en la escuela de Moreno que costó la vida de dos personas pero que podría haber sido mucho más graves si lo niños estaban en sus aulas.
La gobernadora que aspiraba a reemplazar a Mauricio Macri en el 2019 recibió un rotundo no del presidente – “voy yo pase lo que pase” le dijo-, sumado a que Marcos Peña le “ordenó” que no se le ocurra dividir las elecciones provinciales de las nacionales, como había acordado con Sergio Massa, para no ir pegada a la caída estrepitosa del presidente. A todo le dijeron que no, de allí que empezó a organizar la campaña electoral para su reelección el próximo año como única alternativa.
El miércoles realizó el primer almuerzo con los “sin tierra”, los referentes de Cambiemos en todos los municipios donde gobierno el peronismo. La idea fue un almuerzo motivacional y ella cerró el convite con una arenga asegurando que “vamos a ganar la reelección”.
Antes del cierre los referentes trazaron un panorama en cada distrito. Llamó la atención Alejandro Finocchiaro, el ministro de Educación de la Nación, que intenta ganar las elecciones en La Matanza. “En el último timbreo nos fue muy mal, la gente no nos quiere y los aumentos de tarifas y transporte los sintieron”, dijo Finocchiaro para agregar algo que atragantó a la gobernadora: “Verónica Magario es muy fuerte en La Matanza”. Le faltó decir que la gente la quiera a ella y no a Vidal.
En su arenga, Vidal afirmó que a “ella no la eligieron para solucionar el tema del dólar”, tirándole un palo al presidente y al equipo económico. La gobernadora, por decisión del FMI y Dujovne deberá hacerse cargo de las empresas de luz, probablemente de AYSA y los subsidios al transporte, que le implicara gastar como mínimo 25.000 millones más.
Para que no todo sea una gran pálida, confió que el próximo año podrá haber algunas obras en la provincia y que se concentrará en solucionar la inseguridad que crece diariamente, especialmente en el Gran Buenos Aires. En su alocución del miércoles no se imaginaba que ayer en horas de la mañana se conocería la tragedia en una escuela de Moreno, con dos muertes, por la desidia hacia la educación pública bonaerense. Anoche, junto a su equipo político analizaba si lo echaba al director general de Cultura y Educación, Gabriel Sánchez Zinny, como hace una semana echó a la contadora Fernanda Inza para cortar la hemorragia de los aportantes truchos.
En la reunión estuvieron presentes su ministro de Gobierno, Joaquín De la Torre, y el subsecretario de Asuntos Municipales, Alex Campbell, y hacia el final de la reunión se sumó Federico Salvai, su jefe de Gabiente y mano derecha.
La gobernadora vive sus horas más oscuras, angustiada, sin entender cómo en pocos meses pasó de ser el “hada buena” a una dirigente que no puede solucionar los problemas de inseguridad, de salud, de educación y con brutales aumentos de tarifas y transporte que tienen de muy mal humor – y con razón- a los bonaerenses.