Por Alfredo Silletta. El sábado por la noche la mayoría de los dirigentes de Cambiemos se reunieron para analizar lo que “dejo el timbreo”. El clima era espantoso, todos contaban, palabras más palabras menos, que la gente estaba muy enojada por el gobierno de Mauricio Macri y de María Eugenia Vidal. Frases como “no los volvemos a votar nunca más”, “perdí el trabajo”, “no llego a fin de mes”, “no puedo pagar las tarifas de luz y gas”, entre otras frases, todas negativas.
Más allá del video que circuló en las redes donde vecinos de Tigre le gritaron al asesor presidencial José Torello y al secretario de Derechos Humanos, Claudio Avruj, “no tienen cara para venir acá, manga de atorrantes, váyanse de acá”.
Ayer, la periodista ultra oficialista de Infobae, Silvia Mercado, contó en un articulo que “el electorado de Cambiemos no entiende qué pasa. Les hablan de algo que pasó en Turquía y en Brasil, de errores propios. Nada les cierra. Están decepcionados (…) no toleran vivir en la incertidumbre de la inflación que los carcome un poco más cada día”. Luego agrega que la mayoría de los funcionarios e intendentes de la provincia de buenos Aires dicen que “fue el peor timbreo que les tocó”.
En todas las consultoras, el presidente Mauricio Macri cae brutalmente en las encuestas. Sucede lo mismo con la gobernadora Vidal. Más allá que los medios hegemónicos día tras día nos hablen de los cuadernos de la corrupción, que los bolsos de López eran de Cristina, más allá que los grandes diarios pidan la prisión de Cristina Kirchner, la realidad no puede ser tapaba. Un dólar a 40 pesos, un boleto mínimo de transporte a 12 pesos, tarifas de luz y gas impagables, alimentos carísimos, cierre de Pymes y crecimiento de la desocupación, salarios a la baja y una crisis brutal en la educación y la salud, por nombrar alguno de los temas que angustian a los bonaerenses.
Mientras se derrumba el país, el presidente sigue hablando “de tormentas” y asegura a sus funcionarios que “no cometieron ningún error”, que la culpa es del otro.
El sábado en el último timbreo los dirigentes de Cambiemos recibieron un fuerte cachetazo de la realidad.
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