Una jubilada que recibió una factura de 4 mil pesos de gas fue a quejarse a la oficina de la empresa y estalló, al borde del llanto, al explicarle al empleado que gana 8 mil pesos y que no puede pagar la mitad de gas.
“¿Entendés que yo gano 8 mil? Que me vienen 4 mil de luz, el gas, el agua, que me sacaron los remedios… soy indigente ya”, dice indignada la señora.
“Claro que él no tiene la culpa, pero si yo no grito no me escucha nadie. Acá hay que gritar, hay que pelear, el pueblo tiene que salir a la calle. Esto se tiene que terminar”, agrega.