En un contexto caracterizado por el brutal avance del Gobierno sobre los derechos de la población, no deja de resultar al menos inquietante que a partir de hoy la Corte Suprema de Justicia de la Nación habilite locutorios para escuchas telefónicas online en la sede de la Policía Federal, y que luego seguirá con la Gendarmería, la Prefectura y la Policía de Seguridad Aeronáutica (PSA).
Mientras se aclara que únicamente se podrá intervenir en casos de narcotráfico y otros delitos graves, ya se están alzando voces de alerta sobre la posibilidad de que la medida en cuestión sea una fachada para llevar adelante espionaje político por parte del Gobierno, y más teniendo en cuenta que estamos transitando un año electoral.
Justamente, la administración macrista, con la ministra de Seguridad, Patricia Bullrich a la cabeza de esta avanzada, levanta como bandera la lucha contra las drogas.
Hasta ahora, las escuchas se hacían desde 28 boxes que funcionan en la sede de la Dirección de Asistencia Judicial en Delitos Complejos y Crimen Organizado (Dajudeco, ex OJOTA). Pero la argumentación que se esgrime es que a raíz del aumento de las causas contra el narcotráfico, secuestros, desapariciones, prófugos y otros delitos graves, las fuerzas de seguridad pidieron tener boxes en sus propias sedes para poder intervenir en forma más rápida.
Actualmente, ese organismo mantiene alrededor de 5.000 líneas telefónicas intervenidas por orden de jueces federales y provinciales. De éstas, “unas 300 necesitan de un escucha online por la gravedad de los casos”, explicaron fuentes judiciales.
Para ahuyentar dudas y lógicos temores, desde el Gobierno se encargan de aclara que la intervención de un teléfono “debe ser pedida por un juez, quien debe especificar a qué fuerza delega la tarea y el nombre de los efectivos que tendrán acceso a las escuchas en un estricto marco de confidencialidad”, entre otras medidas de seguridad.
Y se especifica que, además, para ingresar a los boxes hay un control biométrico y registros de aquellos que estén autorizados a escuchar o desgrabar las cintas.