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23 noviembre, 2024
PAÍS

Mientras brindaban en Recoleta, en los barrios humildes había silencio y preparaban la mejor arma: el voto

Por Alfredo Silletta. No hay que asustarse. Son los de siempre. La Plaza de Mayo se llenó con los odiadores de toda la vida. Los que gritaban “asesina” a la ex presidenta, los que insultaban al candidato más votado en las PASO, los que agredían a los periodistas de C5N.

Es la misma historia de siempre.

El 19 de septiembre de 1945 toda la oposición al coronel Perón salió a la calle para la Marcha de la Constitución y la Democracia. Pedían la desobediencia civil y hasta los acompañó el embajador Braden. Un mes después el aluvión de los ‘cabecitas negras’ llenó Plaza de Mayo y recuperó al coronel preso.

En 1955 esos mismos odiadores de siempre llenaron la Plaza de Mayo para vitorear a los milicos de la Revolución Libertadora y cantar contra Perón y Evita. Son los mismos que llenaron la Plaza de Mayo para apoyar las privatizaciones de Carlos Menem y los que salieron en 2015 con el falso argumento de que al fiscal Alberto Nisman lo habían asesinado. Hoy volvieron a salir para gritar “asesina” a la ex presidenta, “sí se puede” y “Mauricio no se va”.

Algo cambió con las PASO. ¿Hay más gente a favor del macrismo? Para nada. En las pasadas elecciones del 11 de agosto, en la ciudad de Buenos Aires, Juntos para el Cambio obtuvo casi 900.000 mil votos, el 45 por ciento de los votos. Ahí está el núcleo duro del macrismo desde el año 2007. Es el mismo que puteaba a Perón, el mismo que en 1973, año de la ola peronista en toda la Argentina, votó a Fernando De la Rúa como senador.

Arturo Jauretche decía en una de las tantas marchas opositoras a Perón que un amigo le comentó “son muchos”, a lo que el maestro le contestó que estaban “condenados al fracaso” y ante la duda de su amigo respondió: “No hay jóvenes”.

Los argentinos ya votaron. La realidad del país está en los millones de votos contra la política de hambre, de miseria, del cierre de trabajo, de tarifas impagables y de alimentos por las nubes. Quienes estaban ayer en Plaza de Mayo no entienden  la realidad de la mayoría. No saben lo que es caminar por barrios humildes, con necesidades, con cientos de comedores populares para que puedan comer los niños. Como ejemplo, en Virrey del Pino, una de las localidades más extensas de La Matanza, el Frente de Todos obtuvo el 76,67%  de los votos contra el 9,55 de Juntos para el Cambio.

No hay que preocuparse. Lo de anoche fue el encuentro de los odiadores de siempre, los que volvieron a su casa exaltados de alegría y brindaron con champagne.  Mientras tanto, en los barrios del Gran Buenos Aires y en las casas de tantos obreros había silencio. Saben que en octubre cada voto sumará para sacar para siempre a este gobierno de ricos y para ricos.

Lo de ayer fue simplemente la despedida a Mauricio Macri.

 

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