Después de haberse aumentado el sueldo a casi medio millón de pesos, el intendente de Quilmes, Martiniano Molina, resolvió ayer suspender el control sanitario de los alimentos que llegan al municipio: ordenó el cierre del laboratorio de bromatología municipal y suspendió por 40 días la División de Estación Sanitaria, que controlaba los camiones con mercadería fresca que ingresan al municipio.
La medida fue dispuesta a través de un decreto. Hasta ayer, el municipio contaba con un punto fijo de control de los camiones que ingresaban la mercadería, lo que permitía realizar un seguimiento más o menos adecuado del frío y de las condiciones sanitarias, lo cual pasará a ser “rotativo” y “aleatorio”, de acuerdo al decreto 1075/19. Esos controles al azar pasarían a hacerse en la vía pública.
En el decreto, Molina señala que la medida apunta a “dar una respuesta eficaz y eficiente a las empresas a las solicitudes y reclamos que realicen las empresas que comercializan alimentos en el municipio”. Es decir, Molina opta por ahorrarles plata en detrimento de la salud de los vecinos.