Ricardo Darín se metió de lleno en la actualidad social, política y económica que atraviesa el país, a raíz del avance del coronavirus en el mundo y, en particular, en la Argentina, y fiel a la tibieza que caracteriza a su postura “centrista”, se refirió a las peleas e internas que existen entre los distintos espacios: “No me fumo más la grieta”, dijo.
“Nunca entendí la grieta, y en todo caso si viene, viene desde tiempos tan inmemoriales que solo cambió de cara o de color, pero en realidad esta cosa del Boca o River, del ‘si vos no pensas como yo sos mi enemigo y tengo que eliminarte’, no va. Yo no me anoto en esa porque es una gran pérdida de tiempo, de energía y, además, es estar poniendo los porotos en la canasta equivocada”, opinó en diálogo con el programa Living in América.
El actor también relató que cuando la pandemia llegó al país “se sintió muy bien” al ver trabajar juntos a Alberto Fernández, Horacio Rodríguez Larreta y Axel Kicillof, hasta que observó que “apareció algo político y se empezaron a separar”. Y se preguntó: “¿Entonces la súper prioridad no es la salud de la población? Me empecé a asustar, pero como ya estoy acostumbrado, después me calmé”.
Demostrando una vez más que es un tibio y que no se la juega a la hora de hablar de política, prefiriendo ubicarse en “la ancha avenida del medio”, Darín sostuvo: “Entiendo que todo el mundo quiera, de alguna forma, hacer que se note o prevalezca la actitud de uno por sobre la del otro. He llegado a pensar que hay gente a la que le interesa que haya grieta y también hace cosas para que exista, se profundice, sobreviva y no quede de lado. De la misma forma en que creo que tristemente hay quienes de este encierro han sacado provecho, que lo hace de cualquier cosa, le saca agua a las piedras”, agregó.
Consultado sobre la situación económica y social, Darín remarcó que los problemas que sufre la Argentina “no son de ahora” y que es “muy difícil encontrar los por qué” a menos que haya especial foco e investigación en qué es lo que pasó en las intermediaciones. “La pregunta que nos hacemos es cómo puede ser que un país que genera alimentos para 400 millones de habitantes pueda tener gente que se muera de hambre. Creo que existe la posibilidad de que se rescate nuestro país, en muchos sentidos, pero no sabemos muy bien dónde estamos parados”.
Y enfatizó: “Todo el mundo está al tanto de que la gente no da más y no puede más. Los más consciente y equilibrados que pueden darse el lujo de estar en eje, como intento hacerlo yo, aguanta un poco más, decimos que estamos haciendo lo que hay que hacer, hemos hecho un esfuerzo muy grande y no lo vamos a tirar por la borda, pero la pregunta es ¿a qué obedece esta flexibilización? ¿A cuestiones políticas? ¿Alguien siente que está perdiendo terreno en algún lado y tiene que aflojar? ¿Otros sienten que están metiendo más presión? No me gustaría creer que es por esos motivos, sino, como fue al principio, que lo que está primero es la salud de la población”.