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21 noviembre, 2024
PAÍS

Macri ordena a su tropa: “Se hace lo que nosotros queremos o no se hace nada”

“Se hace lo que nosotros queremos, o no se hace nada”. Esa pareciera ser la premisa que baja Mauricio Macri para Juntos por el Cambio a la hora de plantear sus diferencias con el Gobierno. Hace menos de un año que se hicieron elecciones, y cada día que pasa está cada vez más claro que ese espacio no asumió la derrota, o peor todavía, no la acepta.

El caso más contundente tuvo como escenario la semana última al Congreso, donde los “cambiemitas”, en un ataque de histeria colectiva finalmente se quedaron sin argumentos más o menos válidos para justificar sus rabietas respecto a la imposición de establecer sesiones presenciales, por lo que en los hechos terminaron demostrando que más allá de sus discursos en favor de la República y las instituciones, no hicieron más que impedir el funcionamiento de un poder clave, como es el legislativo.

La conclusión fue que Macri, desde Suiza, les ordenó no acordar nada, lo que confirmaría que el ex presidente conserva el liderazgo de la oposición, siempre llevándola hacia las posturas más radicalizadas. “No creo en lo de los halcones y palomas. Por ahí en algún momento muestran diferentes estrategias, pero son todos lo mismo. Si no, no aceptarían esas órdenes de Macri y de Patricia Bullrich”, sostenían desde el bloque oficialista.

El hecho es que tras una reunión por zoom, Juntos por el Cambio resolvió que mañana o el martes presentará un amparo en la Justicia para impugnar la última sesión, luego de que montaran un show para tratar de impedirla y que encima se mostraran como pobrecitas víctimas mientras desfilaban por los programas amigos de TN. “Tienen una posición bastante absurda, nosotros renegociamos de manera remota la deuda externa que nos dejaron”, respondían desde el Frente de Todos.

En este contexto, lo que se viene resaltando en la Casa Rosada son las más que evidentes diferencias entre los opositores con responsabilidades de gestión, con lo que pasa en Diputados. Y ahí aparecen los nombres de los radicales Gerardo Morales, Rodolfo Suárez y Gustavo Valdés, quienes no sólo estuvieron en Olivos para aplaudir el acuerdo con los acreedores por la deuda, sino que invitaron al presidente a visitar Jujuy y Mendoza. Algo parecido ocurre con los intendentes del PRO bonaerense que el jueves participaron del acto de lanzamiento del plan de seguridad, para el que sólo desparramaron elogios.

Mientras tanto, con un clima enrarecido, la gran incógnita a develar es el papel que jugará Macri. Quienes están cerca de él, aseguran que el ex presidente no sólo no está dispuesto a alejarse del escenario, sino que en el corto plazo se dispondrá a ordenar filas hacia adentro y afuera.

“Hubo una orden de Macri desde la reposera en Zurich”, afirmó la diputada Cecilia Moreau, en relación a la postura de romper el acuerdo parlamentario e impedir que continúen las sesiones remotas. Desde el principal bloque opositor juran y perjuran que la llamada nunca existió. “A esa hora estaba preparando su viaje, ni siquiera estaba activo”, apunta un legislador opositor que participó de las negociaciones con Sergio Massa y Máximo Kirchner.

Haya existido o no el llamado, tal vez no haya sido necesario. En realidad, el mensaje ya lo había enviado 48 horas antes, cuando en el Zoom partidario del lunes dejó asentado que no podían permitir que “el Gobierno se llevase todo por delante”.

Por ahora, dicen que Macri está más que conforme con la visibilidad y el protagonismo que Patricia Bullrich le imprimió al PRO. En otras palabras, hoy por hoy Bullrich es Macri. Sin embargo, desde la mesa chica de la Ciudad le bajan el precio a la ex ministra de Seguridad y afirman que simplemente “está cumpliendo un rol necesario para este momento, con una postura más confrontativa. El verdadero liderazgo a futuro lo tiene Horacio”, indican.

Hacia adentro, Macri plantea que su principal tarea es fortalecer la unidad de la alianza. Conserva su centralidad en el PRO y mantiene contacto con el resto de los aliados. Esta semana habló con Elisa Carrió, e incluso cada tanto se comunica con Alfredo Cornejo, a pesar de que el titular de la UCR prefiere verlo afuera de la cancha.

En principio, su idea es participar activamente del armado político. Muy pocos ven la posibilidad de una candidatura. Recalcan que es una decisión sumamente personal y que la presión por el avance de las causas judiciales es un factor a tener en cuenta. La mayoría se inclina en que en Juntos por el Cambio conserva su estatus de fundador y que la cuota necesaria de poder, en esta nueva etapa, va a venir de la mano de su perfil internacional desde su cargo de presidente de la Fundación FIFA. Es sabido que al ex presidente no le entusiasma la tarea legislativa, y que en la Cámara de Diputados estaría muy expuesto a las críticas: “No se va a prestar a que arrastren su legado”, señalan cerca de él.

Y esa es justamente su obsesión: la defensa de sus cuatro años de gobierno. Mucho más que los destinos del país, la unidad de Juntos por el Cambio o el cargo público que pueda llegar a obtener, lo que lo motiva a seguir adelante es cómo va a quedar parado en el futuro frente a la historia.

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