De acuerdo a las reacciones que, puertas adentro de Juntos por el Cambio, tuvo la reparición pública de Mauricio Macri a través de la carta que publicó La Nación, pone en evidencia que el ex presidente estaba desesperado por recuperar el protagonismo perdido a manos de su ahijado político, Horacio Rodríguez Larreta, en la semana en la que el jefe de Gobierno porteño pareció levantar vuelo y posicionarse como candidato a presidente en 2023.
Y al mismo tiempo, todo indica que esta declaración apuntó a la necesidad de marcar la cancha sobre los últimos movimientos políticos que realizó el Frente de Todos y cuestionar las principales decisiones que ha tomado el Gobierno en los últimos tiempos. El contenido de la columna lo trabajó con el ex secretario de Medios, Hernán Lombardi, y el ex secretario presidencial, Fernando De Andreis, dos dirigentes de su extrema confianza.
Entre las reacciones de algunos de los referentes de la coalición opositora, el titular de la UCR Nacional, Alfredo Cornejo, destacó que lo que dijo Macri es lo mismo que vienen diciendo desde ese espacio desde hace tiempo. O sea, nada nuevo bajo el sol. Esa idea la reforzó Mario Negri, titular de la bancada radical en la Cámara de Diputados: “No es ninguna novedad. Compartimos lo que dice. No hace ni bien ni mal en aparecer. Tiene derecho a hacerlo. Es el ex presidente”, dijo.
Ya transcurridas 24 horas desde la publicación de la carta, está claro que los dichos del ex presidente generó sentimientos encontrados en el interior de JxC y que desde que dejó el poder viene atravesando un momento de transición, donde el liderazgo está en discusión, con dos posturas marcadas sobre cómo actuar en el escenario político.
En el ala más moderada y dialoguista, consideran que el mensaje tuvo como destinatario al núcleo duro del macrismo, es decir, el votante que lo respaldó en las últimas elecciones y que todavía lo respalda. Entienden que hay que cambiar ese mensaje y ampliarlo, rompiendo las barreras del antiperonismo explícito y hablarle a la clase media.
Y no dejó de resultar llamativo que justamente el día en que Macri rompió el silencio, las huestes de odiadores y anticuarentena que lo siguen, hayan vuelto a las calles.
“Es un discurso acotado al núcleo duro que no ayuda a ampliar y sumar para ganar en 2021 y 2023. Seguimos alentando divisiones y grietas que lo único que generan es enrarecer, aún más, el clima negativo que potenció el gobierno en los últimos 40 días”, reflexionaron cerca de Emilio Monzó y Rogelio Frigerio, dos dirigentes que durante la gestión anterior intentaron llevar adelante un proceso de apertura que nunca se pudo concretar.
El ex titular de la Cámara de Diputados dejó en claro su postura antes de la publicación de la columna, sosteniendo que tanto Macri como Cristina Kirchner “tienen que ser una etapa terminada” en la política argentina, por lo que les pidió dar un paso al costado.
Y en ese sector sobrevuela la sensación de que la carta fue el resultado de un encadenamiento de hechos que derivaron en el salto de Rodríguez Larreta hacia una línea opositora más dura, colocándose el traje de precandidato presidencial. “Parece un ataque de celos”, aseguró un dirigente cercano al alcalde porteño.
Justamente, y por ahora en reserva, cerca de Larreta manejan la hipótesis de que Macri siente que perdió su lugar en el mapa político electoral de la oposición, aunque reconociendo que, en línea con Patricia Bullrich, titular del PRO, el discurso más duro y confrontativo le pertenece. Así, una vez que el ex presidente sintió que estaba amenazada su cuota de poder, salió a marcar la cancha.
Un detalle no precisamente menor, es que casi ningún dirigente de relevancia de Juntos por el Cambio salió a compartir en las redes sociales las declaraciones del fundador de la coalición Cambiemos. “Más solo que Macri el día que escribió una carta”, se comentó con ironía.