El juez federal de Dolores, Alejo Ramos Padilla, reveló que la Agencia de Inteligencia (AFI) realizó espionaje ilegal contra la ex presidenta Cristina Kirchner y los intendentes peronistas del Conurbano durante la campaña de 2017 con el claro objetivo de sacar ventaja en las elecciones legislativas de 2017.
El operativo se llevó adelante a través del “Proyecto AMBA” que consistió en la instalación de seis bases de inteligencia en Morón (Base Haedo), San Martín, Quilmes, Pilar, La Matanza y Ezeiza, a cuya tarea se sumaron otras tres bases preexistentes ubicadas en La Plata, Bahía Blanca y Mar del Plata.
Cámaras ocultas, seguimientos de actos partidarios y hasta espionaje a organizaciones sociales son algunas de las maniobras presuntamente violatorias del artículo 4 de la ley nacional de Inteligencia 25.520 que llevó adelante el gobierno de Mauricio Macri para recabar información y armar operaciones políticas contra la oposición encabezada por CFK.
Según explica Ramos Padilla, la excusa oficial para crear las bases fue la investigación de delitos federales complejos como el narcotráfico o la trata de personas, pero en la práctica se utilizaron casi exclusivamente para realizar espionaje político.
Las bases contaban con más de 70 agentes dedicados a tareas ilegales de espionaje político que se centraron en la elección legislativa de 2017. Según revela El Destape, la Justicia pudo comprobar que las operaciones ilegales en los partidos comenzaron a fines de 2016 y continuaron hasta diciembre de 2017. La información surge del procesamiento de Pablo Pinamonti, el director del Proyecto AMBA bajo el cuál funcionaban 9 bases de la AFI en la provincia que Buenos Aires dedicadas a estas tareas ilegales.
Cristina Kirchner se presentó en esas elecciones como candidata a senadora nacional por la provincia de Buenos Aires y compitió contra Esteban Bullrich de Cambiemos. Las bases de la AFI le sacaban fotos en cada acto, identificaban a los asistentes por las patentes de sus autos, detallaban quiénes estaban detrás de la organización y hasta buscaban si alguna de las personas que acudió tenía causas judiciales para poder desprestigiarla.
“En dicho informe, no sólo se efectúa una reseña del acto realizado y una identificación de algunos de los actores políticos de relevancia que aparecen en una fotografía junto a l a candidata Fernández de Kirchner, sino que se va más allá y se intenta establecer una serie de eventuales vínculos delictivos de las personas señaladas en la imagen”, sostiene en su investigación Ramos Padilla.
Según la investigación, el macrismo espió a al menos 32 organizaciones sociales, 16 partidos políticos y 23 sindicatos. En todos los casos, el modus operandi era similar: sacar fotos de los locales, identificar a los referentes y hasta poner datos personales de los militantes.
Los espías completaban fichas sobre las personas perseguidas con los siguientes datos: a) apellido, b) nombre completo, c) DNI, d) CUIL, e) edad, f) si tiene pareja o hijos, y sus nombres, g) domicilio, h) correo electrónico, i) información académica, j) trabajos anteriores, k) una reseña política de su participación en el distrito. Las fichas eran completadas con fotos de los espiados.