Por Eduardo D’Argenio.- Si hay algo que provocó la situación generada por la llamada “vacunación VIP”, fue exteriorizar con toda crudeza el alto grado de cinismo e hipocresía que se refleja en cómo se exacerbó hasta los límites imaginables de mínima tolerancia el despiadado bombardeo de los medios hegemónicos y de una oposición que, representada por el macrismo, está claro que ya no se conforman con demonizar a Ginés González García, sino que pareciera que su sed de odio no se detendrá hasta ver tras las rejas al ex ministro, figura emblemática de la salud pública en la Argentina.
Ya se dio el primer paso en esta demencial carrera, que busca instalar a este error de haber vacunado a un grupo de personas a las que no les correspondía recibir tal dosis, como “el hecho más grave desde la reinstauración de la democracia”: anoche se llevó adelante el allanamiento al Ministerio de Salud, dispuesto por jueza María Eugenia Capuchetti.
Paralelamente, se acumulan denuncias en los tribunales de Comodoro Py, presentadas por referentes del macrismo y abogados afines a esa oposición que, como un felino que ataca a su presa, está buscando el momento de dar el zarpazo final.
En este contexto, la irresponsabilidad y mala fe de los Leuco, Majul, Lanata, Morales Solá y compañía están a la orden del día, y se refriegan las manos junto al coro de voces que, como Bullrich, Carrió, Zuvic, Ocaña, Rubinstein o Fernando Iglesias, aparecen como los abanderados de la pureza, la ética y, por supuesto, el republicanismo, a pesar de haber mirado hacia otro lado cuando formaban parte de un gobierno que, entre otras cosas, dejó vencer millones de vacunas.
Por eso mismo, las declaraciones de Carla Vizzotti se pierden en medio de tan brutal campaña que desde el último viernes no tiene descanso. Y así, por más que la flamante ministra haya negado la existencia de un sistema “vip”, y que se trató de un “grupo reducido de personas”, para los consumidores de los grandes medios y de los mensajes de una oposición exacerbada, éste “es el peor gobierno de la historia”… porque así se los dicen Clarín, La Nación y demás.
Cada día está más claro de qué manera el establishment económico, mediático y judicial insisten con llevar adelante esta guerra para desgastar la gestión: ya sea a través de la desinformación o bien, como lo hicieron con las marchas / movilizaciones / banderazos alentadas desde el macrismo, y protagonizadas por los archiconocidos odiadores de siempre.
Y motorizados desde Juntos por el Cambio, así como en su momento fue la famosa “vacuna rusa”, ahora es el “vacunatorio VIP” el instrumento elegido para seguir con una escalada que no tiene otro fin más que erosionar al gobierno de Alberto Fernández y Cristina Kirchner.
En realidad, nadie debería sorprenderse ante los movimientos de esa fuerza enemiga de una administración a la que le toca tomar las riendas en un momento que nadie hubiera deseado, con una pandemia que no se detiene en todo el mundo, y ahí están, bombardeando las 24 horas.
No tienen respiro, y así, el Grupo Clarín con sus diarios, radios y canales de televisión, seguido por La Nación, el Grupo América e Infobae, se muestran exacerbados y no disimulan tanto odio y resentimiento que -hay que reconocerlo- tan bien saben transmitir sobre las huestes de ciudadanos casi inermes con quienes se retroalimentan, y que no están esperando otro mensaje más que ese del desprecio, y que evidentemente necesitan casi como el aire que respiran. Están completamente alienados y son irrecuperables.
Y está demostrado que no importa si para lograr sus objetivos hay que recurrir a la difusión de las llamadas ‘fake news’, o resaltar hasta el hartazgo los testimonios de auténticos 4 de copas que perforan cualquier tipo de pensamiento más o menos racional o sensato.
Por eso mismo, y más allá del mazazo que significó aquella confesión de Horacio Verbitsky y todo lo que después derivó en una bola de nieve, el Gobierno no sólo no debe dejarse doblegar ante tantos despiadados embates, sino que debe retomar la iniciativa y profundizar lo que realmente importa para enfrentar a esta pandemia: la campaña de vacunación más importante de nuestra historia.