Por Eduardo D’Argenio.- Que el cruce entre Aníbal Fernández y el dibujante ultramacrista Nik se haya transformado casi en una cuestión de Estado si uno se deja llevar por el increíble despliegue que le dedican los medios hegemónicos, o que desde una enloquecida oposición pongan el grito en el cielo sobre un tema ínfimo a todas luces, exigiendo la renuncia del ministro de Seguridad, no hace más que reflejar un estado de situación que muestra el alto grado de cinismo e hipocresía que levantan los supuestos abanderados de la República, las instituciones y la ética…
Otro tanto viene ocurriendo con el odio que desató el programa anunciado por el gobernador Axel Kicillof, para que lo jóvenes que cursan el último año de la escuela secundaria en el sistema público y privado en la provincia de Buenos Aires tengan su viaje de egresados gratis.
Como no podía ser de otra manera, la iniciativa generó una fuerte polémica por los rechazos de la oposición, mientras que desde el gobierno bonaerense sostienen que el plan busca no solo ayudar a los jóvenes, sino darle un nuevo impulso al sector turístico afectado por la pandemia.
“La verdad es que el propósito es desembolsar dinero. no a través de un subsidio o de un perdón impositivo, sino generando trabajo y actividad”, sostiene Kicillof, quien destaca que “todos los que vayan a disfrutar a contraprestación de estos viajes de egresados van a gastar ese dinero en sectores turísticos de la provincia de Buenos Aires que estuvieron un año y medio sin actividad”.
Y lo más paradójico, es que las voces más exacerbadas contra la medida anunciada por el mandatario, son las de quienes miraron hacia otro lado cuando formaban parte de un gobierno que, entre otras cosas, fugó miles de millones de dólares y dejó vencer millones de vacunas.
Es que hasta tanto no haya algún tipo de consecuencia judicial o, al menos, social, quienes pululan por radios y canales en los que no serán sometidos a repreguntas incómodas, se saben con la suficiente impunidad como para decir, literalmente, cualquier cosa de manera irresponsable.
Pero está claro que las buenas noticias sobre el éxito del plan de vacunación, con 20 semanas consecutivas de bajas en los casos de coronavirus, chocan contra las persistentes operaciones del establishment económico, mediático y judicial, desde donde se insiste con llevar adelante esta guerra para desgastar la gestión.
Y bien sabido es que lo hacen a través de la desinformación, o bien, como en su momento lo llevaron adelante con las marchas / movilizaciones / banderazos alentadas desde el macrismo, y protagonizadas por los archiconocidos odiadores de siempre.
A propósito de este contexto en el que de manera salvaje y sin ningún atisbo de disimulo buscan el desánimo de la población, hoy en Clarín se despachan con una nota (“Títulos de hace 20 años con mucha actualidad”), en la que el editor Pablo Vaca recuerda, de manera nada inocente, que hace dos décadas, el PJ vencía a la Alianza en las legislativas, destacando que “se aceleraba el fin de De La Rúa”, y que “se discutían cosas parecidas a las de hoy”.
El mensaje, más que evidente, es recrear un clima similar a lo que ocurría en lo que fue el final del gobierno de Fernando de la Rúa, para trazar un siniestro paralelismo con lo que pasa aquí y ahora con la administración de Alberto Fernández.
En este contexto, la irresponsabilidad y mala fe de los Leuco, Feinmann, Majul, Lanata, Morales Solá y compañía ya es una constante, y se refriegan las manos junto al coro de voces que, como Bullrich, Carrió, Zuvic, Ocaña, Rubinstein o Fernando Iglesias, aparecen como los abanderados de la pureza, la ética y, por supuesto, el republicanismo.
No tienen respiro, y así, el Grupo Clarín con sus diarios, radios y canales de televisión, seguido por La Nación, el Grupo América e Infobae, se muestran exacerbados y no disimulan tanto odio y resentimiento que -hay que reconocerlo- tan bien saben transmitir sobre las huestes de ciudadanos casi inermes con quienes se retroalimentan, y que no están esperando otro mensaje más que ese del desprecio, y que evidentemente necesitan casi como el aire que respiran. Están completamente alienados y son irrecuperables.
Y está demostrado que no importa si para lograr sus objetivos hay que recurrir a la difusión de las llamadas ‘fake news’, o resaltar hasta el hartazgo los testimonios de auténticos 4 de copas que perforan cualquier tipo de pensamiento más o menos racional o sensato.