Tras el ataque con bombas molotov al edificio del Diario Clarín, todo el arco político oficialista repudió el episodio. Mauricio Macri exteriorizó su indignación ante este hecho, pero hace cinco años, cuando durante su presidencia destrozaron la redacción de Tiempo Argentino y golpearon a sus trabajadores, no tuvo la misma reacción.
En las últimas horas, Macri señaló que fue “un hecho inaceptable que recuerda las prácticas violentas del pasado. Repudio la agresión y envío mi solidaridad. Que el gobierno y la Justicia aclaren lo sucedido y detengan a los responsables”, expresó.
En la historia reciente, no es el primer ataque que recibe un medio de comunicación. Hace cinco años, una patota liderada por el empresario Mariano Martínez Rojas irrumpió a la fuerza en la redacción del diario Tiempo Argentino y destruyó gran parte de las instalaciones, así como también golpeó a los trabajadores que cubrieron en la madrugada del 4 de junio de 2016.
En una entrevista concedida al diario La Nación, Macri fue consultado por el violento ataque, y al respecto opinó: “Todo eso está lejos de la Argentina que queremos. Pero me alegra que la Justicia esté interviniendo, como también intervino antes para pedir el desalojo del edificio”.
El entonces presidente no solo repudió “a medias” el grave episodio, sino que también culpó a los trabajadores de usurpadores: “Está mal cualquier tipo de usurpación. Me parece peor todavía con el ejercicio de la violencia, pero claramente nadie tiene derecho a usurpar lo que no es de uno”.
El ataque a la redacción de Tiempo y Radio América ocurrió en un marco de amenazas, despidos y vaciamientos para el conjunto de las y los trabajadores de prensa durante el gobierno de Cambiemos. El desmantelamiento del Grupo 23, liderado por Sergio Szpolski y Matías Garfunkel, fue el primer conflicto del gremio en una época oscura para el periodismo. Entre 2016 y 2019, el mapa de medios no solo se concentró todavía más, sino que hubo más de 4500 despidos.
Por ese entonces, Martínez Rojas era parte de una maniobra fraudulenta urdida por Sergio Szpolski y Matías Garfunkel, que simuló desprenderse del diario y de las empresas del Grupo 23 luego de fugarse sin pagar los sueldos de sus trabajadores. En ese contexto, Martínez Rojas buscó impedir que el diario siguiera saliendo en forma cooperativa luego de un largo conflicto gremial. Lo hizo al frente de un grupo que fue respaldado por el comisario Jorge Azzolina y el subcomisario Gastón Aparicio, entonces de la Policía Federal.