Si alguien tenía la esperanza de que en el corto plazo se pueda avanzar hacia una depuración de la justicia argentina en general, y de la Corte Suprema en particular, seguramente la postura de Ricardo Lorenzetti -uno de los cuatro integrantes del máximo tribunal- refleja que todavía estamos demasiado lejos de alcanzar ese objetivo.
“La Corte debe ser independiente y resistir cualquier tipo de presión, venga de donde venga”, dijo. Y reiteró: “La garantía que tenemos que dar a la población es que la Corte es independiente y aplica la Constitución y la ley, con serenidad y con templanza; no reaccionamos frente a cualquier coyuntura”.
El planteo de Lorenzetti es su respuesta (sin lugar a dudas idéntica al resto de los llamados ‘cortesanos’) a la multitudinaria marcha del 1F en reclamo de la “democratización de la justicia” frente al Palacio de Tribunales en la ciudad de Buenos Aires, organizada por organizaciones sociales y políticas.
Al disparar contra varios de los asistentes a la manifestación del martes pasado, subrayó que “lo que no se puede aceptar es que una persona que tiene una causa judicial o un procesamiento o que ha cometido un delito y es investigada, pida que el juez que lo investiga renuncie; eso es una base en el estado de derecho y el juez tiene que tener la estabilidad necesaria”.
En diálogo con Eduardo Feinmann, por Radio Mitre, el juez disparó que “la función de la Corte no es discutir con ningún grupo político”. El máximo tribunal también lo integran Horacio Rosatti (presidente), Carlos Rosenkrantz (vicepresidente) y Juan Carlos Maqueda.
“Es necesario que alguien proteja a las minorías”, aseguró el magistrado, y señaló: “Tenemos que tener atención a las demandas concretas de la población. Tenemos la obligación de respetar nuestros precedentes. Recordarán todos el conflicto que hubo con el tema de la democratización de la justicia. La Corte Suprema declaró su inconstitucionalidad. El Poder Judicial tiene que ser independiente”.
En tanto, aseguró que “en la Corte Suprema siempre he tenido la misma conducta. He dictado los fallos con una línea de principios que sostengo. Tengo libros publicados, presencia en foros internacionales, no voy a cambiar mi opinión por una coyuntura política”, agregó, y completó: “El Poder Judicial no tiene buena imagen en ningún país del mundo. La función no es buscar buena imagen, no hacemos populismo judicial”.
En el comunicado leído en la marcha del1F contra la Corte Suprema y el Poder Judicial dejó durísimas consignas contra la Justicia y el pedido fue contundente: “Esta Corte se tiene que ir”. “Con esta Corte no hay Justicia ni Democracia”, afirma el escrito.
Consultado sobre las declaraciones de la vicepresidenta Cristina Kirchner, que asegura que los golpes de Estado moderno son perpetrados por los jueces a través de la teoría del lawfare, Lorenzetti dijo que respeta la opinión de todo el mundo, pero aludió a la situación de Lula Da Silva en Brasil para responder.
“Yo tengo una relación estrecha académica con la Corte brasileña. Y en el caso de Lula, el juez que resolvió tanto la acusación inicial por el Lava Jato y luego una nulidad presentada por los abogados, en ningún momento hablaron de lawfare ni Lula ni el juez”, argumentó.
Y agregó: “Eso es lo que hacemos nosotros, que tenemos que trabajar en base al derecho; si hay pruebas o no hay pruebas, si hay defensas o no hay defensas, lo demás son opiniones”.
“Yo respeto la opinión, pero para mí el lawfare no existe. Yo no tengo ninguna duda al respecto, al tiempo que explicó que mientras el Gobierno no designe al quinto integrante del tribunal -hay un lugar vacante por la renuncia de Highton de Nolasco-, los ministros intentarán buscar acuerdos, lo que requiere un fuerte trabajo interno, y que en los casos que no haya consenso, se designarán conjueces.