El sábado 9 de Julio por la tarde, el obelisco fue poblado por un insignificante grupo de odiadores comandados por el fascista Baby Etchecopar y el operador radical ultramarista Luis Brandoni.
Gritos, insultos por doquier, amenazas y todo el cotillón ad hoc como una guillotina le dieron el vergonzoso color a otra fracasada marcha del odio que culminó en Casa Rosada.
En ese marco de violencia explícita acicateada por los medios, la oposición y las redes, el genial Profe se las clavó al ángulo y los dejó al borde del ACV
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