En las últimas horas, María Eugenia Vidal llegó al límite de culpar de la hecatombe económica del gobierno de Mauricio Macri a la manifestación realizada frente al Congreso en 2017 (dos años antes de que finalizara la gestión Cambiemos) contra la reforma previsional: “Fue uno de los atentados contra la democracia más grande desde los Carapintadas o La Tablada”, dijo.
En un curioso hilo de Twitter, la ex gobernadora bonaerense tituló que “el 18 de diciembre de 2017 la democracia argentina estuvo en riesgo”.
En su exposición tuitera, Vidal echa mano a números de una encuestadora para asegurar que en 2017, pleno gobierno de Macri, la pobreza alcanzó “su valor más bajo en décadas”, con un dato presunto del 25,7 % según un organismo económico (según los mismos datos en 2003 cuando Néstor Kirchner asumió la presidencia, el número era del 58%).
Pero lo más delirante del discurso de Vidal llega cuando relaciona a la manifestación contra la reforma jubilatoria (famosa por el slogan macrista de las “14 toneladas de piedras”) “fue uno de los atentados contra la democracia más grande desde los Carapintadas o La Tablada”.
Hablando con gente sobre ese día, me doy cuenta que varios tienen en su memoria lo que pasó como “una manifestación más” o “una disputa política”. Pero permítanme decirlo claro: fue uno de los atentados contra la democracia más grande desde los Carapintadas o La Tablada.
— María Eugenia Vidal (@mariuvidal) January 11, 2023
“Ese día, dirigentes kirchneristas y de izquierda vieron que si el plan de gobierno de JxC funcionaba, podían perder el poder por muchos años”, elucubra en su hipótesis la mujer que iba a “salvar” a la provincia de Buenos Aires del peronismo, pero terminó yéndose por las urnas, tras un mandato en el que hizo agua por todos los flancos.
Sin mayor argumento que su opinión sobre el tema, Vidal establece que esa masiva concentración popular de diferentes sectores (y reprimida a sangre y fuego por las fuerzas de seguridad comandadas por la entonces ministra de Seguridad, Patricia Bullrich) derivó en el desastre con el que se despidió Macri del Gobierno: una inflación galopante, un préstamo ilegítimo del FMI a su partido por casi 50 mil millones de dólares, y una cifra de pobreza insultante.