En un insólito gasto suntuario, el gobierno de Horacio Rodríguez Larreta pintó todos los bolardos del centro porteño. Se trata de esas balas de metal que impiden que los autos estacionen en determinadas calles de la ciudad.
En el colmo del gasto (esto sí que no es precisamente inversión pública) la Ciudad dilapidó dinero en pintarlas de colores flúo, para volverlas a pintar a los quince días de negro.
Mientras tanto, desde Juntos por el Cambio hablan constantemente del supuesto gasto excesivo en planes sociales y justicia social, te piden que los votes para achicar el Estado y, por supuesto ponen el grito en el cielo ante hechos de corrupción que dicen combatir (eso sí, nunca la propia).
En este caso, además de un gasto innecesario, muchos vecinos se quejaron del color que rompía la estética del centro histórico de la Ciudad.
En las últimas horas, una cuadrilla de empleados volvió a pintarlos de negro. El asunto no podía ser más curioso, teniendo en cuenta la pintura fluorescente comprada para esos cambios, sumado al tiempo de mano de obra para pintarlos y repintarlos.
Pero la historia llegaría todavía más al absurdo, porque el jefe de Gabinete de la Ciudad, Felipe Miguel, salió a hablar del tema, como si fuera importante y no hubiera otras urgencias.
“Aclaración: el color de los bolardos en el Casco Histórico de CABA es por las vacaciones de invierno. Luego volverán a su color original”, justificó.
Aclaración: el color de los bolardos en el Casco Histórico de CABA es por las vacaciones de invierno. Luego volverán a su color original. pic.twitter.com/yR3xHzmpSb
— Felipe Miguel (@FelipeMiguelBA) July 23, 2023