A menos de 50 días para las elecciones del 22 de octubre, el candidato presidencial de Unión por la Patria (UxP), Sergio Massa, reorganiza por completo su estrategia. Desde el pasado viernes, el ministro de Economía considera que cumplió con la promesa hecha a las Pymes de permitirles importar, y llegó a un acuerdo con las empresas de medicina prepaga para congelar las cuotas. En tanto, durante el fin de semana lanzó fuertes críticas contra las propuestas de Javier Milei.
En las próximas horas, Massa hará un importante anuncio sobre su política de seguridad, un área donde el kirchnerismo ha tenido un escaso desempeño, y que es uno de los puntos fuertes de la candidata de Juntos por el Cambio, Patricia Bullrich. Además, el próximo viernes se reunirá con todos los gobernadores peronistas para involucrarlos activamente en su campaña.
Massa busca demostrar que está comprometido con sus promesas, a pesar de la controversia que algunas de ellas generaron, como el pago de una suma fija por parte de empresas, provincias y municipios, y las dificultades económicas. Se embarca en un relanzamiento de toda su campaña.
Para evitar caer en la estrategia de Milei, quien se retiró de los estudios de televisión para evitar errores no forzados, Massa empezó a criticar las propuestas libertarias sin atacar directamente al candidato.
Massa evalúa cada una de las ideas planteadas por Milei y las presenta en el contexto actual. Invita a los votantes a imaginar cómo afectarían a las madres si sus hijos salieran a la calle armados, cómo una persona de clase media o baja podría acceder a un órgano si estos se pudieran vender al mejor postor, y qué consecuencias habría para las automotrices y otros productores si se cerraran las exportaciones a Brasil y China, como propone el libertario.
Y así, mientras Milei aboga por alejarse del Mercosur, Massa contraataca mostrando una foto con Ignacio Lula Da Silva. Cada paso de Milei es seguido por una respuesta de Massa, sin atacar al candidato de manera directa para evitar victimizarlo o aumentar su popularidad en las encuestas. Tampoco menciona a Bullrich para reducir su visibilidad y apartarla del balotaje.
Ayer, Massa y Eduardo Wado de Pedro estuvieron ultimando los detalles de la reunión que el gobernador Juan Manzur está organizando en Tucumán con todos los gobernadores provinciales.
En la hoja de ruta estipulada para esta etapa está planteado que Massa recorra los 24 distritos del país. Que viaje, aunque sea una vez, a las 23 provincias y haga recorridas por la Ciudad de Buenos Aires. Y, además, que acentúe sus visitas al conurbano bonaerense, donde se concentran la mayor cantidad de votos de la provincia de Buenos Aires y en los intendentes que reclaman mayor presencia en los municipios.
Para el massismo, una de las claves para meterse en el balotaje es ampliar la diferencia de votos en el territorio bonaerense. Hacerse fuerte en la provincia clave, donde Axel Kicillof hizo una buena elección. Si los intendentes empujan en la primera y tercera sección, y los gobernadores del norte hacen lo propio en sus provincias, entienden que se asegurarán el segundo lugar y quedarán bien parados para el mano a mano con Milei en una segunda vuelta.
En ese camino uno de los objetivos es cautivar el voto de los radicales que, en su gran mayoría, acompañaron la candidatura del Jefe de Gobierno porteño, Horacio Rodríguez Larreta. Entienden que ese sector representa el “voto blando” de Juntos por el Cambio, y que por lo tanto les costará acompañar a una candidata como Bullrich, de un perfil más duro y con el sello del PRO sobre la espalda.
“¿Los radicales van a querer la eliminación de la educación pública? ¿Van a querer una política de seguridad represiva como la que quieren Milei y Bullrich? ¿Van a dejar que Milei dañe el sistema democrático?”, fueron algunas de las preguntas que se hizo un funcionario cercano a Massa.
En el búnker de UxP hacen ese planteo sobre la base de los números que arrojan todas las encuestas que se realizaron en las últimas dos semanas, donde Milei aparece primero, Massa segundo y Bullrich tercera, a una distancia amplia del candidato peronista. Buscan desarmar la unidad endeble que tiene la coalición opositora, mostrando las consecuencias que podría generar una posible llegada del libertario a la Casa Rosada.
En el oficialismo dan por descontado que una vez que se concrete – según estiman – una derrota de Bullrich en las elecciones generales, Juntos por el Cambio volará por los aires y sus votos se dispersarán. Están pensando en una doble jugada que incluye cautivar los votos opositores para ganar en las elecciones generales o, eventualmente, en el balotaje. “Si no nos acompañan ahora, lo harán más tarde. Pero es Massa o Milei”, es lo que piensan y reflexionan en el corazón del comando de campaña peronista.