Con un Gobierno enceguecido, que no sabe ni quiere negociar siquiera con los sectores “dialoguistas” que el viernes último le permitieron aprobar en general la Ley Ómnibus, esta tarde a partir de las 14 se retomará el debate en la Cámara de Diputados, para tratar artículo por artículo de esa mega norma.
El oficialismo, que tiene solo 38 diputados -y por lo tanto necesita sí o sí de los bloques de la oposición “amigable” para aprobar lo que le quedó de la ley-, y sin embargo no había enviado ninguna propuesta para saldar diferencias y llegar a un acuerdo político con los bloques dialoguistas y con los gobernadores de la UCR, el Pro y sobre todo con el de Córdoba, Martín Llaryora.
Por esa razón, tambalean aspectos centrales de la ley como la delegación de facultades, las privatizaciones, la toma de deuda sin pasar por el Congreso, y el capítulo de seguridad, entre otras.
Se espera que el debate puede extenderse tranquilamente al miércoles y al jueves también, ya que se demandaría otras tres jornadas de discusión, como las que se necesitaron para sancionar el dictamen en general.
La intención de algunos diputados es iniciar la sesión esta tarde -presidida por Martín Menem-, pasar a otro cuarto intermedio a la medianoche y retomar mañana para repetir esa estrategia, aunque no descartan seguir otro día más si no agotan las instancias de acuerdos.
El oficialismo necesita alcanzar un acuerdo con las bancadas que apoyaron en la aprobación del proyecto para votar en particular los 383 artículos del dictamen, ya que si una veintena de esos legisladores votan en contra y sumados a los 109 que ya rechazaron la iniciativa pueden caer artículos promovidos por el Gobierno nacional.
Los puntos más sensibles de la iniciativa no tenían anoche garantizada la mayoría: las facultades legislativas delegadas al Poder Ejecutivo, las privatizaciones de las empresas públicas, el derrotero del impuesto PAIS como así también el artículo que releva de todo límite para contraer deuda en moneda extranjera constituyen los puntos conflictivos más importantes sobre los que todavía no hay acuerdo entre la oposición dialoguista y la Casa Rosada.
Desde el Ejecutivo no solo no enviaron propuestas durante todo el fin de semana ni ayer, sino que, además, los funcionarios de La Libertad Avanza siguieron provocando a la oposición. El primero en hacerlo fue el presidente Javier Milei que el domingo compartió una ilustración que decía que era un “hecho inédito” que los diputados hayan trabajado en enero. A él lo siguió el presidente provisional del Senado, Bartolomé Abdala, que declaró que “los gobernadores son animalitos de gastar y donde vean que pueden sacar algo más para llevar agua a su molino, lo van a hacer”.
Desde la oposición amigable están agotados: “El umbral de tolerancia está sobrepasado. Es una boludez nueva todos los días”, fustigó un diputado de esos bloques. Otro agregó: “Llaman animales a los gobernadores, comparten chistes en las redes burlándose de nosotros. Si nos tomás de estúpidos vamos así al recinto y vemos ahí qué pasa con la ley. Le vamos a dar quórum, claro, pero no podemos firmar cheques en blanco”.
Si la mayoría de la Cámara de Diputados decide durante la sesión de hoy rechazar o modificar los puntos claves de la ambiciosa “Ley de Bases”, Milei se quedará con una norma virtualmente vacía de contenido. Más aún desde que el propio Poder Ejecutivo decidió eliminar del dictamen el paquete fiscal, el corazón de esta mega reforma que el presidente exhibe como fundacional.
“Si no hay acuerdo nosotros redactamos opciones y vemos adentro. Ya no sabemos qué hacer”, resumió resignado un diputado sobre lo que puede pasar a partir de hoy. Por último, graficó el estado de ánimo de los negociadores: “Los votos no los necesitamos nosotros. Estamos juntándole los votos y ellos subiendo fotos en el boliche”, dijo, en alusión a la foto de Milei el fin de semana besando a Fátima Florez.
Según arroja el resultado de la votación del viernes pasado, cuando se trató general el proyecto, 144 resultaron positivos mientras que 109 fueron negativos. Este es el número máximo que consiguieron quienes defienden el proyecto y sus detractores; en otras palabras, si los 109 diputados que rechazaron el proyecto en general logran persuadir a otros 20 colegas a que se sumen a la volteada de alguno de los artículos, el oficialismo se verá en serios problemas.