El armado es realmente patético. En primer lugar, Jorge Lanata se atrevió a cuestionar desde su programa de Radio Mitre que un embajador extranjero, en este caso el de Israel, Eyal Sela, haya participado de una reunión de gabinete, en el marco del enfrentamiento bélico entre ese país e Irán.
Al presidente Javier Milei no le gustó la opinión y lo difamó por redes sociales tratándolo de periodista ensobrado, a lo que Lanata contestó amenazándolo con demandarle ante la Justicia por calumnias e injurias.
Y parece que la amenaza funcionó porque el gobierno cambió de estrategia y, en lugar de contestar por la red social X, mandó a su ministra de Seguridad, Patricia Bullrich a TN, para que le pidiera a Lanata que deje de lado esa demanda.
En este contexto, la funcionaria se ofreció como intermediaria entre Javier Milei y Lanata. “Pará la demanda y vamos por otro camino”, propuso.
“Me comprometo a hablarlo con el presidente de la Nación, es un momento que los argentinos tenemos que estar unidos y juntos”, sostuvo Bullrich, luego de que Milei acusara al conductor de recibir “sobres” y mentir. El periodista agradeció el gesto, pero aclaró que, para frenar la demanda por calumnias e injurias, quiere que el presidente “diga que se equivocó”. “Si a esto lo podemos evitar, yo prefiero evitarlo”, admitió Lanata.
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Respecto al motivo de la discusión entre Lanata y Milei, Bullrich postuló que el embajador de Israel, Eyal Sela, no había participado de una reunión de Gabinete este domingo por la noche. Lanata discutió: “No fue algo que se me ocurrió a mí. Fue el Gobierno el que dijo que el embajador había estado durante la reunión sin aclarar si era una parte de la reunión”. La ministra respondió que “quizás” desde Presidencia no se aclaró que hubo una “pausa” entre la reunión junto a Sela y la del Gabinete, pero le aseguró a Lanata “que fue así”.
Bullrich reconoció que “quizás hay un estilo del presidente que es muy franco, muy directo”. “El estilo franco no puede ser adjudicar un delito a otra persona”, rechazó el periodista.