Más allá del discurso apocalíptico del presidente Javier Milei en Tucumán, donde anuncia el fin del Estado, de las provincias, de los derechos laborales, de los jubilados y la entrega del patrimonio por 30 años a las corporaciones extranjeras, su gobierno está cada día más débil. Como si fuera poco, ni el establishment de Wall Street ni el FMI le creen demasiado y no han desembolsado ni un dólar. Las empresas locales y el campo miran con desconfianza y esperan que se levante el cepo para hacer negocios.
Mientras el deterioro del gobierno libertario se acrecienta, se empiezan a perfilar tres opciones para ocupar el vacío que dejará la caída del libertario: una salida por derecha, otra por el centro y una tercera por el centro-izquierda. Estas dos últimas incluyen sectores del peronismo.
Mauricio Macri está convencido de que el libertario no tiene futuro y ya trabaja en una alianza con Victoria Villarruel para que reemplace al presidente. Detrás de esta propuesta están la Sociedad Rural, los bancos, los gobernadores del PRO y varios del radicalismo. Es una salida a la chilena, manteniendo vínculos con el FMI, la comunidad europea, el Mercosur y negociando la entrega del país en cuotas, sin que se produzca una ruptura que saque a la gente a la calle.
La segunda opción es la “ancha avenida del medio” que construye Sergio Massa. Por ahora hay diálogo con Horacio Rodríguez Larreta y con Martín Lousteau. La idea es sumar al peronismo cordobés de Martín Llaryora, a algunos gobernadores del radicalismo como Maximiliano Pullaro y a peronista como Gustavo Sáenz, Osvaldo Jaldo y los misioneros del Frente Renovador, además de los gordos de la CGT. Este sector cree que el peronismo tiene que “agrandar el espacio” hablándole a los electores moderados. Cristina Kirchner está al tanto de la opción centrista a partir de una muy buena relación que mantiene con el tigrense y no la descarta.
Desde otro sector del peronismo consideran que volver a ir por “la ancha avenida del medio” no da resultado y que, aunque se ganó en 2019, fue un gobierno débil que no se atrevió a enfrentarse a los poderes reales. Este sector recuerda que Eduardo Duhalde, luego de su alianza con Raúl Alfonsín, buscó primero a Carlos Reutemann y luego a José Manuel de la Sota, dos candidatos centristas, pero finalmente se impuso Néstor Kirchner, quien recuperó las banderas históricas del peronismo. Su primera medida fue solucionar el problema de los docentes, luego puso ‘en caja’ a la Corte menemista y arregló “la calle” sin violencia.
En la próxima etapa hay que tomar medidas concretas a favor de la industria nacional, de los sectores más postergados y poner en caja a las corporaciones, los bancos y el campo. El próximo gobierno tiene que “pisar callos” que seguramente dolerán, pero es la única forma de salir adelante. En este sector, por ahora, se encuentran los gobernadores Axel Kicillof, Ricardo Quintela, Gildo Insfrán, el sector más combativo de la CGT, la CTA, Juan Grabois, La Cámpora, los movimientos sociales y muchos sectores progresistas que quieren un país más justo e igualitario.
El peronismo debe volver a enamorar, quizás con nuevas melodías que interpelen a los más jóvenes.