Un presidente fuera de control, ignorando la autonomía universitaria consagrada por los estudiantes en 1918 y establecida en la Constitución desde 1984, sugirió en redes sociales que, ante la toma de facultades por estudiantes en rechazo al veto presidencial, los rectores deben permitir la intervención policial para desalojarlos. “Si el Rector de la UBA no llama a la policía para desalojarlos, será el GRAN responsable de arruinar la vida de los chicos que sí quieren estudiar y de estafar a los contribuyentes que financian la universidad pública”. El tuit retuiteado por el presidente pertenece al diputado libertario José Luis Espert.
Tanto el presidente como el diputado demuestran un profundo desconocimiento de la Constitución Argentina, específicamente el artículo 75 inciso 19, que otorga autonomía y autarquía a las universidades nacionales, permitiéndoles autogobernarse, elegir sus propias autoridades y decidir sus estatutos y programas de estudio sin injerencia política.
Este episodio trae a la memoria la brutal represión del 29 de julio de 1966, cuando las fuerzas policiales ingresaron a las universidades y reprimieron a estudiantes y profesores por orden del dictador Juan Carlos Onganía. Aquella noche, conocida como La Noche de los Bastones Largos, marcó el inicio de un proceso de represión estudiantil por parte del régimen militar.
La escalada de violencia verbal por parte del gobierno libertario comenzó el fin de semana, cuando el jefe de Gabinete, Guillermo Francos, hizo una declaración temeraria: “Después de una toma de universidad, viene la violencia y luego la guerrilla subversiva”. Un comentario irresponsable y peligroso.
Este clima de hostilidad tuvo su reflejo anoche en la Universidad Nacional de Quilmes, donde un grupo de militantes de La Libertad Avanza interrumpió una asamblea estudiantil que discutía la toma de la universidad en protesta por los recortes presupuestarios. Tras perder la votación, los agitadores arrojaron gas pimienta, afectando a gran parte de los más de 500 estudiantes presentes.
Las autoridades de la Universidad de Quilmes emitieron un comunicado condenando enérgicamente el incidente: “Durante la asamblea, personas ajenas a la Universidad irrumpieron en actitud intimidante. Tras una votación, los estudiantes les pidieron que se retiraran. Fue entonces cuando comenzaron a agredir a los presentes y arrojaron gas pimienta en un espacio cerrado, afectando a gran parte de la concurrencia.”
Ante la gravedad de los hechos, la intendenta de Quilmes, Mayra Mendoza, se presentó en la universidad para solidarizarse con los estudiantes agredidos. “El ataque sistemático del gobierno nacional contra el futuro de miles de jóvenes y la política de odio que implementa el presidente Javier Milei y su gabinete es inaceptable”, dijo Mendoza. “Estas son las consecuencias; háganse responsables de una vez por todas. La violencia, la mentira y el odio no son el camino”, concluyó.
Los medios alineados con el oficialismo no tardaron en reaccionar. Clarín tituló: “Agreden a estudiantes de Javier Milei en una universidad kirchnerista: denuncian que los libertarios tiraron gas pimienta”, culpando al rector de la UNQ por su participación en marchas junto a “las Madres de Plaza de Mayo”.