
En estos días, en los que la sociedad se muestra conmovida por la serie de El Eternauta, vale la pena recordar las palabras de Héctor Germán Oesterheld: “El héroe verdadero de El Eternauta es un héroe colectivo, un grupo humano. Refleja así, aunque sin intención previa, mi sentir íntimo: el único héroe válido es el héroe ‘en grupo’, nunca el héroe individual, el héroe solo”.
Frente a un contexto donde un personaje siniestro ocupa la Casa Rosada, exaltando el individualismo y despreciando lo colectivo, El Eternauta se vuelve una referencia valiosa para comprender la importancia de lo colectivo, no solo para reconstruir un país, sino también para recuperar un peronismo que hace tiempo dejó de ser mayoría.
Pocos recuerdan que en el año 2002, Néstor Kirchner, consciente de su posible llegada a la presidencia, no dudó en sellar una alianza con Eduardo Duhalde, entonces presidente y figura central de la provincia de Buenos Aires. La decisión le costó duras críticas desde sectores progresistas del peronismo, incluida su propia compañera, Cristina Fernández de Kirchner.
Una semana antes de anunciar el acuerdo, Kirchner se sentó con Cristina en la residencia de gobernador y le planteó:
—Voy a cerrar con Duhalde. Venimos bien, pero necesitamos los intendentes del conurbano para ganar. Si no, no llegamos a la segunda vuelta.
—No me gusta. Hay mucho poder en el conurbano y nosotros venimos de una provincia chica.
—Voy a ser presidente, y a mí nadie me va a dar órdenes. El bastón de mando lo voy a tener yo, y la caja también. Nadie me va a doblegar en mis convicciones.
Esa alianza le valió críticas feroces. Hebe de Bonafini lo llamó “sinvergüenza”, y el columnista de Página/12, Horacio Verbitsky, quien luego apoyaría su gobierno, escribió en 2003 antes de las elecciones:
“Algunos partidarios de Kirchner evocan que fue perejil de la Juventud Peronista, como si los alineamientos de treinta años atrás pudieran decir algo significativo sobre el presente. Prefieren no recordar el rol decisivo que tuvo en la década pasada para asegurar la privatización de YPF, cuando fletó el avión de la gobernación santacruceña para asegurar que uno de sus diputados, que por un accidente tenía una pierna enyesada, llegara a tiempo a la sesión decisiva. Con las regalías atrasadas percibidas efectuó colocaciones financieras en el exterior, lo cual prueba que no se quedó en el 70. Sus simpatizantes tampoco mencionan el lobby sobre el gobierno nacional que Kirchner encabezó hace un año. Secundado por los gobernadores de Neuquén, Jorge Sobisch; de Mendoza, Roberto Iglesias, y de Chubut, José Luis Lizurume, fue el vocero de Repsol contra las retenciones a las exportaciones de hidrocarburos decididas en aplicación de la ley de emergencia económica. Ni siquiera los gobiernos liberales de México y Chile enajenaron la renta minera en forma tan irresponsable. Aun bajo la conducción de Carlos Salinas de Gortari o Augusto Pinochet retuvieron la propiedad de sus yacimientos de petróleo y cobre.”
Hoy, el mismo Verbitsky lanza ataques similares contra Axel Kicillof.
Y, sin embargo, los hechos mostraron que quienes criticaron a Kirchner estaban equivocados. Él había leído a Perón y recordaba que, para ganar en 1946, el General construyó un frente nacional que incluyó desde radicales hasta sectores del nacionalismo oligárquico. Kirchner sabía que primero se gana, luego se acumula poder, y finalmente se transforma el país con justicia social.
Más allá de su alianza con Duhalde, Kirchner eligió como compañero de fórmula a Daniel Scioli, un moderado que sumaba votos del electorado independiente, y días antes de las elecciones anunció que Roberto Lavagna seguiría como ministro de Economía. Había que ampliar para ganar.
Menem ganó en 12 provincias, entre ellas Santa Fe y Córdoba, donde obtuvo cerca de 300.000 votos más que Kirchner. Pero Néstor triunfó en la Patagonia y en la provincia de Buenos Aires, donde superó a Menem por más de 360.000 votos, asegurando su paso al balotaje y, finalmente, la presidencia.
Kicillof y el héroe colectivo
Axel Kicillof está convencido de que el camino para que el peronismo derrote a la derecha es volver a ampliar el movimiento. En los últimos meses, ha sumado el apoyo de la mayoría de los intendentes bonaerenses y es observado con atención en todo el país. Cree que el “dedazo” ya no tiene lugar, y sostiene que el peronismo, tras perder la mayoría en la última década, debe volver a enamorar a la sociedad.
Aunque algunos sectores de La Cámpora y del propio kicillofismo se enfrentan duramente, el gobernador evita choques directos con Cristina Kirchner, a quien considera la líder natural del espacio. Sin embargo, sostiene con firmeza su postura en algunos temas clave para las próximas elecciones.
Sin confrontar, ha ganado pequeñas batallas estratégicas: logró separar las elecciones provinciales de las nacionales, eliminar las PASO, y está a punto de ampliar los plazos para presentar alianzas y listas. El bloque liderado por Facundo Tignanelli aceptó modificar el calendario electoral, extendiéndolo de 30 a 50 días para permitir una mejor organización de las candidaturas.
En un intento de ampliar sin romper, Kicillof planteó dividir el armado de listas: él se encargaría de las candidaturas provinciales, mientras Cristina definiría los nombres para el Congreso nacional. Por ahora, esa propuesta no se concretó.
Aun así, el gobernador avanza silenciosamente. El 24 de mayo, presentará su espacio político en un acto en La Plata. Busca la unidad, pero también prepara una estructura competitiva en las ocho secciones electorales. Su armado incluiría el apoyo de Unidad Popular (Claudio Lozano), el Frente Grande (Mario Secco) y La Patria de los Comunes (Gildo Onorato, del Movimiento Evita).
Kicillof está decidido a seguir el camino que considera necesario para que el peronismo vuelva a ser mayoría. Sabe que, como Kirchner en 2002, recibirá críticas. Pero, como Oesterheld, cree en el héroe colectivo. Y como Perón decía: “La mitad de la tarea de un gobierno está en que el pueblo esté contento. El pueblo contento comienza el camino de la felicidad. Esa es una de las funciones fundamentales del gobierno”.