La represión ya no apunta sólo a los jubilados: la ministra de Seguridad ahora tiene en la mira a la prensa. Los fotoperiodistas denuncian agresiones directas y una orden política de silenciar imágenes incómodas.
La policía de Patricia Bullrich ya no se conforma con golpear todos los miércoles a los jubilados que se concentran frente al Congreso. Ahora, la orden es clara: atacar a la prensa, y en especial a los fotoperiodistas, esos que registran en primera línea la violencia de cada operativo.
La imagen de esta semana es elocuente: efectivos cargando directamente contra reporteros gráficos que intentaban cubrir la protesta. Los testimonios de trabajadores de prensa coinciden en algo inquietante: “No fue un exceso. Fue una orden”.
Foto: Edgardo Gómez