Podrán repetir una y mil veces que el presidente controló la inflación, pero la dura realidad es que los argentinos no llegan a fin de mes y han pasado a consumir lo mínimo indispensable para sobrevivir, aunque Milei se burle diciendo que “no ve cadáveres en la calle”.
Según un informe de Focus Market, el consumo en CABA y el Gran Buenos Aires cayó un 11,7% en julio, un dato catastrófico. El relevamiento se realiza mediante lectores de código en 756 supermercados y autoservicios de todo el país. El concepto de “consumo” refleja las unidades compradas.
La suba intermensual de julio respecto de junio se explica porque en ese mes cobran aguinaldo más de 6 millones de asalariados privados, 3,5 millones del sector público y 6 millones de jubilados y pensionados, además de trabajadores no registrados. Ese ingreso extra empujó el consumo respecto a meses previos pero no alcanzó.
Los precios aumentaron 26,4% interanual, por debajo de la inflación general medida por el Indec (36,6%). En alimentos y bebidas no alcohólicas, eje de las ventas en supermercados, el incremento fue del 30,6%.
El ticket promedio fue de $8.795, un 34% más que en julio de 2024, pero la cantidad de tickets cayó 7,4% respecto al mismo mes del año pasado. En cambio, las unidades por ticket crecieron 6%.
Siguen los aumentos
En julio, el dólar subió y los formadores de precios trasladaron rápidamente esa diferencia a sus listas, iniciando un proceso de remarcaciones que todavía continúa y promete más aumentos.
En la semana, las fábricas Swift y Paladini enviaron listas con subas del 5%, mientras que proveedores de panificados remarcaron entre un 6 y 7%. A la par, los panaderos definen un nuevo ajuste en las próximas horas, según confirmaron comerciantes del sector.
El traslado de la demanda desde las grandes superficies hacia comercios medianos y chicos también se reflejó en julio: en los autoservicios independientes, el consumo aumentó 3,6% interanual y 15,1% intermensual.
Con la disparada del dólar, consultoras estiman que la inflación de agosto superará el 3% mensual.
En la segunda semana de agosto, los alimentos y bebidas relevados subieron 1,1% semanal, luego de haber aumentado 2% en la primera semana. Hace más de un año que este indicador no registraba alzas superiores al 1% en semanas consecutivas.
El aumento de carnes y bebidas explicó más del 80% de la inflación semanal, compensado parcialmente por la caída de lácteos y huevos (-0,5%). Las mayores subas se dieron en frutas (+4,2%), bebidas (+2,2%), carnes (+1,7%), aceites (+1,5%) y azúcar, miel, dulce y cacao (+1,3%).
Empresas golpeadas
La baja en el consumo por falta de dinero se percibe en todas las góndolas. En apenas una semana, cuatro de los mayores jugadores del sector —Mastellone, Molinos, Arcor y Ledesma— presentaron balances negativos o fuertemente deteriorados, en un escenario marcado por consumo interno deprimido, precios rezagados y costos que crecen más rápido que los ingresos.
Aunque algunas lograron aumentar el volumen vendido, la inflación interanual y la lenta recomposición del poder adquisitivo de la clase media y baja limitaron la capacidad de trasladar aumentos. Las exportaciones aportaron oxígeno, pero no alcanzaron para compensar la debilidad del mercado interno.