
Mientras el presidente Javier Milei intenta sostener su gobierno con la “palmadita” de Donald Trump y la promesa de “dólares frescos” si gana las elecciones, los últimos sondeos no le dan respiro: la caída en las encuestas es sostenida, las revelaciones que vinculan a José Luis Espert con el narcotráfico suman ruido y la imagen negativa de Karina Milei ya supera el 73 %.
En este escenario, el peronismo bonaerense aparece como favorito para el 26 de octubre, pero las internas no se apagan. Un sector del kirchnerismo duro sigue incómodo con el crecimiento de Axel Kicillof.
Un periodista “perruno”, que fue estrella décadas atrás y hoy se obsesiona con decidir quién puede conducir al peronismo, machaca a diario contra el gobernador. Lo acusa de liderar un “futurismo” que, según él, no “tracciona” votos para Jorge Taiana. Incluso llegó a decir que Kicillof mostró “cero empatía” con las familias devastadas por el triple femicidio que conmovió a la provincia. Sus comentarios, cada vez más ácidos, irritan a la militancia bonaerense y a intendentes que ven en Kicillof la figura más sólida para enfrentar a Milei.
La Legislatura provincial refleja también esas tensiones. Desde la Gobernación se abrió el diálogo con la oposición para aprobar un endeudamiento de 2 billones de pesos, rechazado a fines del año pasado, que permita suplir parte de los fondos que el gobierno libertario retacea y así mantener la obra pública y pagar deuda que dejo el gobierno de Vidal. Pero sectores duros del kirchnerismo advirtieron que no acompañarán si ese endeudamiento “no va acompañado del presupuesto, la ley fiscal, las vacantes en la Corte y los cargos en el Banco Provincia”.
La paradoja es que la mayor resistencia a Kicillof proviene del bloque oficialista.
Frente a este escenario, el gobernador y Cristina Kirchner decidieron verse a solas en la casa de la expresidenta, en San José 1111, donde sufre una condena injusta por Comodoro PRO. La reunión, todavía sin fecha oficial, busca sellar la paz interna y blindar el triunfo de octubre. Kicillof ya demostró su peso político: desdobló las elecciones bonaerenses y le dio al peronismo un triunfo por 14 puntos el 7 de septiembre, dejando grogui al gobierno libertario.
Hoy el gobernador es el dirigente que mejor mide en todo el peronismo. Su imagen ya trasciende las fronteras provinciales, potenciada además por su reciente encuentro en Nueva York con los presidentes Lula da Silva (Brasil), Gabriel Boric (Chile), Gustavo Petro (Colombia), Yamandú Orsi (Uruguay) y el jefe del gobierno español, Pedro Sánchez. Kicillof empieza a sonar como el mejor candidato para las elecciones de 2027.
Cristina, que nadie discute como el cuadro político más influyente de las últimas décadas, sabe que el gobernador bonaerense “tomó el bastón de mariscal” que ella misma pidió a la dirigencia hace años. Un diálogo directo, sin intermediarios, puede garantizar la unidad y enviar un mensaje claro: el peronismo bonaerense no está para disputas menores mientras la oposición liberal se desangra en escándalos.
El encuentro, aseguran cerca de ambos, será un gesto de poder hacia dentro y hacia afuera: un recordatorio de que la provincia de Buenos Aires sigue siendo el corazón del peronismo y que, cuando Cristina y Axel se sientan a la misma mesa, los fuegos internos se apagan y la estrategia nacional se ordena.