Ni Scott Bessentt ni las supertasas logran frenar la compra de dólares. El mercado ya no cree en el Gobierno, y los tuits desde Washington no alcanzan. Mientras tanto, el presidente luce alterado, lleno de ira. Tras el papelón en el programa de Eduardo Feinmann —donde no supo responder sobre la creciente pobreza en la Argentina—, fue al de su empleado Esteban Trebucq, en LN+, y lo maltrató como nunca.
En medio de la entrevista, Trebucq mencionó la frase de Donald Trump sobre su eventual apoyo si Milei ganaba las elecciones de medio término, y el presidente enloqueció.
“La malinterpretación maliciosa de una periodista descontextualizando una definición del presidente Trump para operar contra el Gobierno porque tienen problemas en su mercado”, comenzó, visiblemente nervioso.
Pero Trebucq insistió: Trump había sido claro al afirmar que si perdía las elecciones no iba a instrumentar ningún rescate para la Argentina. En ese momento, a Milei “se le soltó la cadena” y lanzó: “¡Dejá de interrumpirme o andá a leer a la periodista del Grupo Clarín, que tiene problemas y le gusta estafar a la gente!”.
Más allá de ese exabrupto, lo grave fue lo que vino después: Milei adelantó lo que planea hacer tras las elecciones. Confirmó una reforma laboral que, obviamente, perjudicará aún más a los trabajadores.
“El sistema laboral actual es anacrónico. Si la mitad de los trabajadores está en el sector informal, algo anda mal”, expresó. Y agregó: “En el nuevo régimen se van a sentar trabajadores y empresas. Si quieren seguir con el vigente, podrán hacerlo, pero también podrán optar por uno más flexible. Depende de lo que negocien las partes”.
En realidad, el Gobierno busca eliminar los convenios colectivos de trabajo y habilitar negociaciones individuales. Difícil imaginar un “mano a mano” justo entre un trabajador y un empresario.
Entre los puntos que analiza el Ejecutivo figuran:
- El fin de la indemnización por despido, reemplazada por un “fondo de cese” financiado en cuotas por los propios trabajadores.
- La imposibilidad de realizar juicios laborales por despidos injustificados u otros abusos patronales.
- La eliminación de los convenios colectivos de trabajo.
- La opción —más bien una puesta en escena libertaria— de cobrar los sueldos en distintas monedas, incluso en dólares.
Luego, fiel a su estilo, Milei volvió a cargar contra el peronismo.
“El Congreso que viene va a ser mucho mejor que el actual. Hay un amplio consenso para avanzar en las reformas. Los kirchneristas son la máquina de impedir. Son una minoría ruidosa y decreciente en el tiempo”, dijo. Y agregó con tono desafiante: “Vienen de ganar en circunstancias muy especiales. En 2023 nosotros ganamos la nacional aunque perdimos todas las distritales. Las distritales no sirven para proyectar”.
Finalmente, el presidente retomará la campaña en la provincia de Buenos Aires. Esta tarde encabezará una caravana en las calles céntricas de Caseros, junto a Diego Valenzuela y otros candidatos del oficialismo, entre ellos Diego Santilli. También participarán Patricia Bullrich, Karina Milei y el armador bonaerense Sebastián Pareja.
Durante lo que promete ser otro breve discurso, el jefe de Estado volverá a responsabilizar al kirchnerismo de todos los males del país y repetirá su eslogan de campaña: “La libertad avanza o la Argentina retrocede”.
La orden a Valenzuela fue clara: que el presidente no salga corriendo si vuelven los abucheos.
El Milei que prometía “ordenar la economía” hoy solo ofrece desbordes y frases vacías. Mientras los precios siguen subiendo y el dólar no afloja, el presidente parece más preocupado por pelear con periodistas que por gobernar.