
“L’État, c’est moi” (“El Estado soy yo”), gritó Karina Milei cuando el Presidente y sus aliados —tanto los locales, como Mauricio Macri, como los estadounidenses— plantearon que el Gobierno debía abrir sus puertas hacia otros sectores. Pero no: “El Jefe” decidió que las elecciones las ganó ella junto a los Menem, y que por lo tanto el Gobierno lo define ella, la del 3%.
Primero fue Manuel Adorni, nombrado como nuevo jefe de Gabinete en reemplazo de Guillermo Francos. Anoche decidió que el asesor estrella Santiago Caputo, el elegido por el estadounidense Barry Bennett, no sería ministro del Interior y designó en su lugar a Diego Santilli, ex diputado del PRO, quien saltó hacia La Libertad Avanza luego de reemplazar a José Luis Espert, denunciado por sus vínculos con el narco Fred Machado.
Para que no quedaran dudas sobre el poder de Karina Milei, el Presidente publicó un tuit anunciando la medida: “TENEMOS MINISTRO DEL INTERIOR: Bienvenido, Colo Santilli. Diego será quien llevará adelante las conversaciones con gobernadores y legisladores para poder articular con el Congreso de la Nación cada uno de los consensos necesarios para las reformas que vienen de cara al futuro. VLLC!”, escribió el mandatario en su cuenta de X, minutos antes de que la comunicación oficialista replicara el mensaje en las redes.
Santilli no dudó en responder: “Gracias, Presidente Javier Milei, por la confianza y por pensar en mí para este desafío. Lo asumo con muchísima responsabilidad y con una profunda convicción. La Argentina necesita avanzar en las reformas estructurales que le permitan crecer, generar empleo y atraer inversiones. Y lo voy a hacer como lo hice toda mi vida: dejando cuerpo y alma en la cancha, dando siempre lo mejor de mí y trabajando en equipo”, escribió el ex PRO.
“Estamos en un momento único. Los argentinos eligieron, de manera contundente, seguir por el camino de la libertad y avanzar en las transformaciones que necesitamos para construir un futuro de crecimiento, desarrollo y prosperidad”, completó.
Luego de su reunión en Olivos, la orden del Presidente al flamante ministro del Interior no fue ayudar a las provincias —que en su mayoría tendrán dificultades para pagar sueldos y aguinaldos a fin de año—, sino “aislar” al gobernador Axel Kicillof, el único que lo enfrenta con un proyecto diferente basado en la inclusión social.
Santilli deberá coordinar con los gobernadores para mantener congelado el régimen de coparticipación, por el cual Buenos Aires recibe el 25%. La idea es generar acuerdos bilaterales con los mandatarios aliados, desviando por debajo de la mesa los recursos que le corresponden a los bonaerenses.
Por ahora, al Presidente no le preocupa lo que ocurra en el conurbano bonaerense, convencido de que la culpa será de Kicillof. Pero, como economista, parece que Milei suma mal el kilometraje: el conurbano está mucho más cerca de Plaza de Mayo que de La Plata.
Por su parte, Karina Milei está convencida: “El Estado soy yo”, frase atribuida al rey Luis XIV de Francia, que simbolizaba la monarquía absoluta.
Pero habría que recordarle a los hermanos Milei que, cuando el poder se vuelve capricho, la historia termina siempre igual: con el pueblo en la calle y la corona rodando al pie de la guillotina.
