El fiscal más cuestionado de la Argentina, procesado por el juez federal Ramos Padilla, apareció en una causa que tiene por protagonista a un anticuario, coleccionista de objetos nazis. Según publica El Destape, en el expediente, hay un chat entre el imputado Carlos “Charly” Olivares y una persona agendada como “Carlos Estornelli”, que se muestra interesada en la adquisición de objetos sobre el nazismo, en especial sobre Adolf Hitler, a quien apodaban “el tío”. El número celular del potencial comprador era el del fiscal, tal como comprobó este medio. Es el mismo teléfono desde el que se contactó con el espía ilegal Marcelo D’Alessio como surge de los registros de la causa que tramita en la justicia de Dolores. La conversación entre Olivares y Stornelli denota que se conocían.
Un año atrás, el 26 de agosto de 2019, Olivares fue procesado por la jueza federal de San Isidro, Sandra Arroyo Salgado, quien le adjudicó diversos delitos. Según se desprende de las conversaciones analizadas por los investigadores, “Charly” comercializaba “todo tipo de antigüedades” como “piezas del régimen nacional socialistas y del antiguo Egipto –las que tenía en su hogar- así como colmillos de tigre de ‘millones de años’, que en palabras del imputado, resultarían ser ‘de museo’”. En el expediente, que se abrió en 2017, se había presentado la DAIA como querellante.
El chat
De acuerdo a la constancia judicial, el 17 de abril de 2017 se contactan “Charly” y una persona agendada como “Carlos Estornelli”. “Cómo estás Carlitos”, abrió la conversación “Estornelli”, desde el mismo número celular que el fiscal de Comodoro Py utilizó para chatear con D’Alessio. “Hola Carlos, cómo estás?”, le devolvió el saludo el coleccionista de simbología nazi. “Bien vos? Tanto tiempo”, dijo el fiscal y dejó en claro que se conocían de hacía tiempo. El diálogo continuó así:
“Charly”: Muy bien, que contás?
“Estornelli”: Todo en orden. Cómo va el negocio?
“Charly”: Muy bien. Estoy también en una expo hasta el 23 de estilo pilar.
“Estornelli”: Avisame cuando aparezcan cosas raras.
“Charly”: Tengo cosas únicas del tío Alfred y de Egipto. Muy especiales.
“Estornelli”: Es (sic) tema de las cosas del tío es poder establecer la autenticidad.
“Charly”: Son todas auténticas. Todas están selladas y el origen ya sabés si te conté del secretario de la organización del año (NDelR: no logra leerse) en el Luna Park.
“Estornelli”: Lo del secretario no me contaste.
Acto seguido, el anticuario hace mención sobre alguno de sus mejores clientes. Y le dice a “Estornelli”: “Googlea reunión nazzi luna park año 1939”. Desde el celular del fiscal responden: “Ok”.
“Charly”: Poné imágenes y te caes de culo.
“Estornelli”: Ok.
“Estornelli”: Me metí en google. No aparecen las cosas ahí.
“Charly”: Aparece una organización increíble y el secretario de esa organización recibía los objetos de cada uno de los nazis que llegaba acá.
“Estornelli”: Dónde lo dice?
Es entonces que “Charly” le envía una serie extensa de archivos. Por ejemplo, se puede observar un objeto con la imagen del águila nazi y un busto de Adolf Hitler.
En chats con otros “clientes” Charly aclara que tiene “cosas personales del tío por eso es importante que sepas que nada baja de los 10 mil dólares”.
Para Arroyo Salgado, Olivares “obra en pleno conocimiento de la ilicitud de su conducta” porque “para referirse a objetos nazis utiliza un lenguaje particular, refiriéndose a Adolf Hitler como ‘tío’ o ‘Alfred’, o bien escribe ‘nazzis’, con la clara intención de ocultar su accionar”.
Entre los elementos del régimen genocida que Olivares tenía en su poder y comercializaba figuran: instrumentos de medición del cuerpo; representaciones plásticas de Hitler; condecoraciones; y equipamiento militar nazi.
La causa
Según se desprende del expediente que tramitó en la justicia federal de San Isidro después de la charla entre “Estornelli” y “Charly”, a Olivares se le había imputado, entre otras cosas, “el haber alentado o incitado a la persecución o el odio contra grupos de personas a causa de su raza, religión, nacionalidad o ideas políticas, en razón de haber adquirido en circunstancias inciertas una colección de objetos propagandísticos, militares, instrumentos médicos de medición y de culto al régimen nacionalsocialista NAZI”. Ese material lo tenía en su casa pero para los investigadores “se encontraban íntimamente vinculados con su actividad comercial de venta de dichos bienes”.
Olivares no sólo vendía simbología nazi. Tenía en su poder piezas de origen paleontológico y arqueológico, protegidas la ley 25.743 (que versa sobre la Protección del Patrimonio Arqueológico y Paleontológico).
En su descargo, Olivares dijo que ninguna de las piezas son originales y que los objetos alemanes con insignia nazi no estaban a la venta. Algo que se contradice con lo que se desprende del chat que mantuvo con “Estornelli” antes de que se complicara su situación judicial. Por estos hechos, el fiscal no fue investigado. Su nombre apareció en el expediente por su contacto con el imputado y así fue referenciado por Arroyo Salgado. Las fuentes judiciales consultadas aseguraron que si el fiscal actuó en el marco de una causa propia como “agente provocador” -algo que no se desprende de la pesquisa- su situación podría complicarse.
El origen de la primera causa por este tema se dio luego de una serie de tareas que desplegó la División Delitos Culturales de Interpol. La policía internacional había descubierto que Olivares estaba comercializando piezas amparadas por la ley 25.743, algunas incluidas en la lista roja de la Unesco. Arroyo Salgado ordenó allanar sus domicilios, en junio de 2017. Allí encontró objetos considerados patrimonio arqueológico; piezas paleontológicas; y objetos relacionados con el nazismo. A eso se sumó que el 6 de octubre de 2017, la policía interceptó a “Charly” y familiares suyos en el Aeropuerto de Ezeiza por ingresar material de forma ilegal a la Argentina, previo soborno de un agente de control. Venían de China.
En agosto de 2019, por los primeros dos hechos la jueza lo procesó por el “comercio de piezas, productos o subproductos provenientes de yacimientos arqueológicos y paleontológicos nacionales e internacionales”. Por el tercero, le adjudicó infringir “la ley de protección contra actos discriminatorios en la modalidad de realizar propaganda basados en ideas o teorías de superioridad de una raza o de un grupo de personas de determinada religión, origen étnico o color, que tengan por objeto la justificación o promoción de la discriminación racial o religiosa en cualquier forma”.
En el marco de todo este proceso, los investigadores se toparon con otros delitos cometidos por Olivares, por lo que también se lo procesó en aquel entonces por considerarlo jefe de una asociación ilícita en concurso real con el delito de contrabando. Para esto último, se sostiene en la resolución judicial, contó con la ayuda de funcionarios de Aduana.
Según pudo reconstruir este medio, la causa se fragmentó y algunos pasajes se giraron al fuero Penal Económico y otros fueron elevados a juicio en un tribunal oral federal de San Martín, que le terminó otorgando una probation a Olivares.
Para verificar la autenticidad de las piezas comercializadas por “Charly”, la Justicia había ordenado peritajes. Por ejemplo, concluyó que las 119 piezas egipcias analizadas eran auténticas. “Sin dudas han sido robados de algún museo o de depósitos del Consejo Supremo de Antigüedades de Egipto”, indicaron los expertos. Lo mismo sucedió con los objetos paleontológicos.
El material nazi sobre el que Olivares conversó con Stornelli fue analizado por especialistas alemanes. Se elaboró un informe sobre cada una.
Según dejó asentado Arroyo Salgado en el expediente hubo 10 piezas del nazismo que eran auténticas. El resto fue agrupado como falsificaciones o adulteraciones. A pesar de ello, “varios museos alemanes manifestaron su interés en la incorporación de determinados objetos”, indicó la magistrada en 2019. Según informaron diversos medios en septiembre del año pasado, las 71 piezas que estaban en poder de “Charly” fueron otorgadas provisoriamente al Museo del Holocausto.