El enemigo de la pobreza y la inequidad está afuera y no dentro del Frente de Todos. Ayer y seguramente hoy continuará la tensión en la coalición gobernante. Todos tienen parte de culpa en la escala que se produjo con la renuncia masiva de funcionarios cercanos a Cristina Kirchner. Por un lado las formas son importantes y también cuando desde el Ejecutivo pareciera que no asimilaron la dura derrota que los argentinos le dieron en las elecciones del pasado domingo.
La vicepresidenta está convencida que además de cambiar el rumbo económico para llegar a los más necesitados había que mostrar cambios en el gabinete. El simbolismo en la sociedad es importante. El presidente en cambio consideraba que no era el momento de desprenderse de sus ministros y que había que mantener la calma hasta las elecciones de noviembre.
El acto de ayer al mediodía para presentar una ley de hidrocarburos fue sin lugar a dudas un error del presidente. Allí el ministro de Economía, Martín Guzmán, afirmó con una sonrisa y su tono siempre moderado que la “economía estaba marchando bien”. Esa afirmación, más bien macro, detonó al kirchnerismo cuando el 50% de la población está bajo la línea de pobreza y de allí el castigo en las urnas. El ministro del Interior, Wado de Pedro, presentó la renuncia. En pocos minutos siguieron la renuncias del ministro de Ciencia y Tecnología, Roberto Salvarezza, el de Justicia, Martín Soria, la directora del PAMI, Luana Volnovich, de la Anses, Fernanda Raverta, la Secretaria de Comercio Interior, Paula Español, el ministro de Ambiente y Desarrollo Sostenible, Juan Cabandié, el ministro de Cultura, Tristán Bauer, el presidente de la Autoridad de Cuenta Matanza del Riachuelo, Martín Sabbatella y el titular de Aerolíneas, Pablo Ciriani.
El presidente recibió el cimbronazo y se reunió con los funcionarios más cercanos, los llamados albertistas. Allí estuvieron reunidos Santiago Cafiero, Matías Kulfas, Claudio Moroni y Sabina Frederic entre otros. Apareció en un momento el ex jefe de Gabinete, Aníbal Fernández, quien al salir señaló que “todo estaba bien”, respaldo al presidente y contó que el consideraba que había que hacer algunos cambios “antes de noviembre”.
Desde el albertismo, el Movimiento Evita que desde hace años viene errando una y otra vez (su apoyo a Florencio Randazzo en el 2017, su cercanía a la ministra de Desarrollo Social, Carolina Stanley, durante el gobierno macrista, llamó a una movilización a Plaza de Mayo para “respaldar” al gobierno como si el ataque fuera desde el kirchnerismo y no del establishment económico y financiero.
En el medio de la escalada interna, la otra pata del Frente de Todos, Sergio Massa se reunía con Máximo Kirchner, con el presidente y dialogaba telefónicamente con la vicepresidenta. Muchos lo quieren como Jefe de Gabinete pero el tigrense no está convencido de ingresar al gobierno en el medio de esta crisis. Prefiere tomar una decisión después de noviembre. La vicepresidenta, en horas de la tarde, llamó a Guzmán y le reiteró que ella no pide su renuncia, como un forma de descomprimir la situación.
Desde la provincia de Buenos Aires, los ministros de Axel Kicillof también habían presentado su renuncia, como un gesto hacia la sociedad. Por la tarde, el gobernador se reunió con los intendentes de la tercera sección electoral y hoy lo hará con los de la primera sección. Los intendentes fueron contundentes: “la gente la está pasando muy mal”. Cuestionaron la situación económica, el cierre de escuelas y la inseguridad. Un jefe comunal dijo que “en medio de tanta crisis aparecen videitos de Berni, una verdadera locura”. También apuntaron contra Agustina Vila, la ministra de Educación, que no “pone la cara” y mantiene cerrada las escuelas. El gobernador tomó nota y seguramente habrá algunos cambios. La mala performance electoral golpea todos.
El Frente de Todos vivió ayer la primera gran crisis desde que se formó la coalición en el 2019. Mientras tanto, el establishment económico le “dice” al presidente que rompa con Cristina y que “ellos lo apoyarán”. Es el sueño de la derecha: seguir haciendo negocios para su propio beneficio y que el pueblo este cada día peor. Lo lograron con Macri pero no podrán con el peronismo.
Cómo decía el gran Leopoldo Marechal, de los laberintos se sale por arriba. Las próximas horas son claves para salir de esta crisis.