El ministro de Economía, Sergio Massa, viene manteniendo diálogos reservados con la conducción de la Unión Industrial Argentina (UIA) y la cúpula de la CGT para llegar a un acuerdo sobre cómo y cuándo se pagaría una recomposición para los trabajadores, que sería a través de un bono por única vez.
En principio, no será la idea que impulsa el kirchnerismo, que propone el otorgamiento de una suma fija de $ 30 mil, algo que los referentes sindicales insisten en rechazar.
Para ir cerrando la cuestión, mañana se reúne el Consejo del Salario, donde se fijará el nuevo ingreso mínimo, vital y móvil, que incide en el monto de planes sociales como en el Potenciar Trabajo. Será el primer capítulo de la famosa y “hoja de ruta” que el Gobierno quiere establecer con empresas y sindicatos por los próximos 60 días.
Massa habló de una economía de dos realidades: por un lado, con la actividad creciendo y el empleo formal subiendo. Incluso anticipó que el desempleo bajará al 6,7 % en la medición que se conocerá en las próximas semanas. Eso se contrapone con la otra realidad, que es de un nivel de ingresos deprimidos, que venían muy mal del gobierno de Mauricio Macri, y que ahora no consiguen recuperarse.
“Estamos en deuda”, reconoció el ministro Massa, respecto a la situación de los ingresos de trabajadores formales e informales, según precisa hoy El Destape. “Más de 23 puntos”, cuantificó la caída salarial en los últimos seis años.
“Tenemos que poner en nuestra agenda una mejora de los niveles de ingreso y políticas más fuertes en la lucha contra la pobreza y la indigencia”, fue el mensaje de Massa en el Consejo de las Américas, al día siguiente de la multitudinaria marcha de la CGT en la que sonó fuerte el reclamo del camionero Pablo Moyano para que el presidente Alberto Fernández “ponga lo que hay que poner” ante los empresarios que reconocen cínica y jocosamente la remarcación de precios.
Mientras tanto, la agrupación La Cámpora salió a pintar en las paredes del AMBA el reclamo de un aumento de suma fija de $ 30 mil, en la misma línea que los sectores más combativos del sindicalismo. Llamativamente, el principal escollo a esa propuesta lo pone la propia cúpula sindical de “gordos” e “independientes” que encabezan Héctor Daer y Carlos Acuña, que entienden que la suma fija arruinaría la pirámide salarial de cada gremio, además de volver irrelevante su papel de caciques sindicales.
“Son la aristocracia obrera, los gremios de salarios más altos que pueden discutir buenas paritarias y no les interesa una suma fija”, comentaba un sindicalista ubicado en otra vereda. Una versión indicaba también que no están a favor de esa posibilidad porque en un aumento por decreto no se descontaría nada para las obras sociales, cuyos números en rojo son una gran preocupación para los jefes sindicales. De ahí también que sólo quieran los aumentos que salen de las paritarias.
En cambio, y para calmar las aguas. aceptarían un bono a pagar por única vez. Eso es lo que viene conversando Massa con ellos y la UIA. Necesariamente, tendrá que ir acompañado de una suma destinada a los trabajadores no formales y quienes no cuenten con ingresos, a la manera del bono de $ 7 mil que se les otorgó a los jubilados.
Massa viajaría en la primera semana de septiembre a Estados Unidos a reunirse con las autoridades del FMI, que mirarán con atención el cumplimiento de la meta del déficit. Un aumento a estatales y a no registrados atentaría contra ese objetivo “No creo que sea un problema para el Estado dar una suma así porque la recaudación sigue aumentando. Tanto porque hay más actividad, y porque la inflación también la hace subir”, explicaba un sindicalista.
En cuanto a los privados, claramente la mayoría de las empresas podrán afrontarlo también, aunque por estos días pongan el grito en el cielo por el anticipo extraordinario del Impuesto a las Ganancias.
Mañana volverá a reunirse el Consejo del Salario, que había definido una suba del 45 % para el primer tramo del año, ubicando el mínimo en $ 47.850. El pedido sindical iría por el 20 %, tal vez algún punto más, con una última revisión antes de fin de año, por lo que, de esa manera, el salario mínimo se acercaría a los $ 60 mil. “Nosotros vamos a apuntar siempre a que termine arriba de la inflación, ese es el objetivo. El problema es que con estos índices siempre vamos corriendo de atrás”, comentaba uno de los sindicalistas que se sientan a esa mesa.
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