La Cámara Federal porteña rechazó un planteo de nulidad de un empresario procesado en la Causa Cuadernos, que había reclamado invalidar la acusación en su contra ante las múltiples alteraciones detectadas en los supuestos escritos del ex chofer del ministerio de Planificación, Oscar Centeno.
La decisión fue de los camaristas de la sala I del tribunal, Leopoldo Bruglia y Pablo Bertuzzi, quienes confirmaron que la acusación contra el empresario Armando Loson debe seguir adelante y denegaron el planteo de nulidad, por lo que es evidente que el único objetivo es enjuiciar a la vicepresidenta Cristina Kirchner en este año electoral.
Apenas se conoció la decisión de la Cámara, el juez Julián Ercolini, a cargo del expediente, dio por finalizada la instrucción y elevó a Loson a juicio, así como también a los ex funcionarios Roberto Baratta y Juan Manuel Abal Medina, entre otros imputados por supuestas coimas.
De esta manera, la dupla Bruglia / Bertuzzi, los jueces designados a dedo por Mauricio Macr, por fuera de la ley, previsiblemente ratificaron la decisión de Ercolini de no anular los Cuadernos, a pesar de que está acreditado que fueron adulterados y escritos por varias personas (y no sólo por Centeno).
También confirmaron la declaración del autor de la “novela”, el operador periodístico en el diario La Nación, Diego Cabot, que primero entregó unas fotocopias de los Cuadernos, y después apareció con unos supuestos originales cuando Centeno dijo que los había quemado.
El pedido de anular los Cuadernos y la declaración de Cabot fue planteado por el empresario Armando Loson, quien hizo primero una pericia privada sobre las fotocopias de los Cuadernos, ya que no le permiten (ni a él ni a ninguno de los involucrados) acceder a los originales.
Así, se detectaron más de 1.600 irregularidades, entre agregados y tachaduras, sólo en los cuadernos y secciones donde se lo mencionaba. Ante esto, el juez Marcelo Martínez de Giorgi, que tuvo a su cargo por unos meses el expediente, ordenó una pericia oficial no de todos los Cuadernos pero sí de las partes que reclamó Loson.
El comisario Alejandro Matías Centofani, a cargo de la división Scopometría de la Policía Federal que hizo el peritaje oficial, declaró que fueron escritos de corrido, en un mismo día; el peritaje arrojó, además, que lo escribieron “varias personas”.
Fue por esa más que irregular situación que Loson pidió la nulidad de los Cuadernos, como así también de la declaración de Cabot. El juez Ercolini, que reemplazó a Martínez de Giorgi, rechazó “in limine” el planteo de Loson, de la empresa Albanesi. Ni siquiera le corrió vista al fiscal Carlos Stornelli.
Le respondió que más allá de las “anomalías que se habrían detectado en un estudio pericial” el acusado aparece mencionado en distintas oportunidades en la causa, y que su caso está “próximo a elevarse a juicio, por lo cual todo lo aquí expuesto, podrá eventualmente plantearse ante el tribunal oral donde se producirá el debate”.
Lógicamente Loson apeló, y ahora los camaristas Bruglia y Bertuzzi confirmaron la decisión de Ercolini que, ni lento ni perezoso, se apuró en elevar este tramo de la farsa a juicio oral.
Los camaristas Bruglia y Bertuzzi reconocen que hubo adulteraciones en el texto donde, por ejemplo, se agregó “Armando” (por Loson) pero dicen que igual en el texto de las Fotocopias de los Cuadernos consta que fueron al edificio en Alem 855, sede de la empresa de Loson.
Alegan que el juez Ercolini “dejó en claro que aun prescindiendo de las palabras que habrían sido alteradas, las anotaciones conservaban en lo sustancial su sentido”. Pero es falso. En esa dirección hay muchas empresas, es un edificio donde están radicadas muchísimas firmas, no solo la de Loson. Aún si fuera cierto que el chofer Centeno fue a esa dirección no tienen cómo comprobar que fuera a ver a Loson.
El magistrado (por Ercolini) analizó el impacto de las alteraciones en el resto del texto y concluyó que las mismas no obstaban a una adecuada comprensión de esos registros”, dicen Bruglia y Bertuzzi. O sea, los Cuadernos fueron alterados, pero eso no hace que todo lo que supuestamente no fue alterado no sea real.
En otras palabras, los camaristas amigos de Macri necesitan otro juicio donde Cristina Kirchner quede en el centro de la escena, en este año electoral.
En su resolución, dicen: “Consideramos que el juicio es el ámbito natural donde el autor de las anotaciones podrá eventualmente responder los interrogantes que se le formulen y podrá también la parte hacer valer ampliamente todas las pruebas y defensas que hagan a sus alegaciones. Ese podrá ser el ámbito propicio para reformular cuestiones que ya son superadas en la provisoriedad de esta etapa procesal”.
Es decir, jamás peritaron las Fotocopias de los Cuadernos que aportó Cabot, no les importó que Centeno dijera que los había quemado, y que el operador periodístico de La Nación apareciera meses después con unos supuestos originales. Y por eso mismo ahora dicen que si tienen preguntas las hagan en el juicio, pese a que todo fue irregular en la etapa de instrucción.