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8 mayo, 2024
MUNDO SECTAS

El Maestro Amor, el Sai Baba argentino

En una decisión judicial que generó controversia, el riojano Ricardo Javier Ocampo, conocido como el Maestro Amor, ha sido beneficiado con la libertad condicional por parte de la Jueza de Ejecución Penal N°1, Elizabeth Cabanillas. Ocampo, quien cumplía una condena de 14 años por abuso sexual y corrupción de menores. La jueza Cabanillas había justificado esta concesión, alegando que Ocampo había demostrado una «conducta ejemplar» durante su tiempo en el Penal de Miraflores, resaltando que nunca había recibido sanciones.

La decisión ha generado debate y preocupación entre la opinión pública, considerando la gravedad de los delitos por los que Ocampo fue condenado. La fecha original de cumplimiento de su condena estaba establecida para el 24 de junio de 2028.

El caso. La Corte de Justicia de Catamarca, confirmó en 2015 la condena por abuso sexual contra Ocampo, confirmando el fallo de Casación que lo había condenado por varios hechos de abuso sexual contra de menores de edad, ocurridos en la comunidad Meditazen que el dirigía, ubicada en el departamento Capayán, a unos 20 kilómetros al sur de la capital.

En noviembre de 2014, el maestro Amor fue condenado por los jueces Luis Guillamondegui, Jorge Álvarez Morales y Rodolfo Bustamante, por los delitos de abuso sexual, con el aprovechamiento de la inmadurez sexual de la víctima, en su relación de preeminencia en tres hechos.

También por abuso sexual con acceso carnal en grado de tentativa en un caso y abuso sexual con acceso carnal agravado por ser cometido por un ministro de un culto reconocido o no en dos ocasiones.

Quién era el Maestro Amor, el Sai Baba argentino

(Texto extraído del libro Shopping Espiritual, Las sectas al desnudo. 2007 Editorial Planeta)

 

 

 

“Se llama ‘Maestro Amor’, vive en Argentina en un pueblo llamado Colonia del Valle de la Provincia de Catamarca, tiene 27 años y existen testimonios sobre la manifestación de sus divinos poderes, de sus divinas palabras desde los 6 años.

Vive en una casa muy humilde pero rica en amor y desapego de las necesidades materiales. Sólo una túnica cubre su cuerpo. Todo lo que da es amor. Es la fuente del amor mismo, viene del mismo lugar de donde vino Jesús, y nos viene a recordar lo que ya está escrito, pero que necesita de su presencia, con todos sus poderes divinos para empezar a cambiar una era de individualismo por una nueva era de amor, donde la devoción es el camino para lograr a Dios pero el servicio desinteresado a los demás realiza  el Ser.

Vino para mostrarnos que el único camino es el amor, como dijo Jesús, “Amar a Dios por sobre todas las cosas y al prójimo como a ti mismo”.

 

Así se presentaba en la contratapa de un libro, Ricardo Javier Ocampo, un riojano que hoy cuenta con 32 años y que es señalado como el Sai Baba argentino.  La historia oficial dice que nació a su vida carnal el 28 de junio de 1974 en la ciudad de La Rioja. Que emergió con tres pétalos de jazmín sobre el ombligo y una llaga en su costado, muestras claras que Dios se hacía carne en nuestro país. Ese día espontáneamente los vecinos del lugar se reunieron para cantarle al niño coplas folklóricas y danzaron con alegría. A los seis años comenzó a ‘materializar’ lápices y frutas que regalaba a otros niños y a curar enfermedades.  A los 13 años, como sus padres no comprendían que pertenecía a otro mundo, se fue de su casa.  Durante los años de la adolescencia  -como Jesús- nadie supo de él hasta reaparecer a los 22 años con el nombre de Maestro Amor o Ananda Baba. Hoy, además de tener su propio ashram en Catamarca, tiene seguidores por todo el país, Paraguay, Brasil, España e Italia.

 

En realidad, Ricardo Javier Ocampo  vivió en distintos hogares de menores porque sus padres no pudieron hacerse cargo de él y durante la adolescencia, cuentan quienes lo recuerdan, que se dedicó a la práctica de artes marciales y a trabajar como curandero y ‘tirando’ las cartas. Luego se trasladó a Capital Federal donde conoció a seguidores de Sai Baba que le enseñaron su doctrina. En poco tiempo era su símil latinoamericano: realizaba los mismos trucos de materializar objetos y comenzó a vestirse con túnicas igual que el gurú de la India. Dos importantes ex dirigentes de la organización de Sai Baba lo rodearon y además ‘creyeron’ que era una reencarnación de dios en la Tierra: el psicólogo Daniel Coifman y  la empresaria de moda Monica Socolowsky.

 

Durante los primeros años, el maestro Amor  fue cimentando un mundo de simpatía a través de cadenas de mail. Viajaba invitado por todo el país para dar sus charlas y seminarios y poco se conocía de él.  Se sabía de los milagros y de sus textos que circulaban como ‘mensajes’, muy similares al gurú hindú.  En sus cartas se podía leer:

 

“Mis Queridos: Las enseñanzas que ofrezco son tan ilimitadas como la fuerza que me mueve a escribirlas para cada uno de ustedes. Los ojos son la ventana del espíritu. Sin embargo, los ojos son la parte no tan física de los ojos mismos. Sabrán que dejar de ver es imposible, ya que los ojos son por naturaleza espontáneos  y se mueven de un lado a otro(…)

“Esta es su casa, la casa de todo aquel que llega desesperado y agobiado. Lleno de dolor en su alma y en su cuerpo. Lleno de locura por exceso de mundo mental y de pasión corporal. Esta es la casa de aquellos que no tienen donde ir. Cada uno puede desde su corazón decir con seguridad, que el Maestro les da Su casa para que se curen y encuentren paz en su Ser”.

 

El maestro Amor era joven pero no modesto:

 

“Yo Soy sapiencia pura, conocimiento siempre. Como siempre Soy el uno, sin segundo este conocimiento es auto-conocimiento de mí mismo siempre. Ser auto consciente en la Omnipresencia no es algo que le sea al ser humano dado, sino solo en Mi unidad con él, lo cual significa, que no se puede decir que somos dos. Si no solo uno. JESÚS, BABA, SHIRDI, KRISHNA, RAMA y otros no tan conocidos por algunos de ustedes, son expresiones de mí mismo. Como así cada uno de ellos no pueden decir que yo no soy ellos sin saber primero, que Yo y ellos somos uno. Esto lo digo de esta manera a causa de la mente de ustedes tan solo. Yo no paso de la potencia al acto. Esto no es posible. Mis actos son actos luminosos y por ende puros.”

 

Hacia el ashram propio

 

A principio  del 2002, en la ciudad de Mar del Plata un grupo de seguidores de las enseñanzas de Sai Baba y de la new age, que estaban en una búsqueda espiritual sintieron que  el maestro Amor era un nuevo avatar y lo comenzaron a tratar como un dios viviente.  Durante casi dos años fueron su sostén y su organización hasta que Ricardo Javier Ocampo decidió armar su propio asrham en las cercanías de colonia del Valle, Catamarca donde un adepto le regaló un predio de 75 hectáreas. Desde esa época hasta la actualidad se realizan peregrinaciones para festejar su cumpleaños, realizar los retiros espirituales y en algunos casos a instalarse a vivir si el maestro  lo autoriza. 

Su crecimiento fue veloz. Seguidores en casi todo el país y viajes por América Latina  y Europa.  En poco tiempo creció la leyenda de sus milagros y sus adeptos comenzaron a relatarlos. Desde la aparición de ceniza sagrada (Vihbuti) hasta limgam (piedras redondas que vomita de su interior) o el caminar sobre el agua o teletransportar un libro por más de 60 kilómetros o multiplicar el pan. El maestro Amor lo cuenta de esta forma:

 

“Algunos de ustedes se preguntan ¿qué encierran tus milagros y materializaciones?, no encierran intención de aplausos ya que al Señor no le hacen falta para llevar a cabo su obra. En realidad si aprenden a ver, descubrirán que Yo hago esto para que miren más allá, para que observen más allá. Si ven que materializo cenizas, lo hago para que puedan observar que hay otras realidades, otras dimensiones donde el espíritu tiene la fuerza de Dios. Y así haciendo esto sepan que el Maestro conoce estas leyes y es por ello que las domina, y que si Él dice “esto será así”, así será. Sepan a partir de esto que el Mundo que ven no lo es todo. Cuando ustedes vienen a Mí y me piden solución de las cosas, ya que no encuentran solución de ningún tipo, es porque reconocen que Yo conozco y existo en otros planos donde están las soluciones para este plano. Así actúo en esa realidad donde ustedes no pueden acceder. El milagro acontece para que cada uno despierte. Para que abra los ojos del alma y para siempre. El verdadero devoto sabe, después de profundas indagaciones, que el Maestro lo puede todo y sabe que el pertenece a una cadena de perfección que desconoce, sin embargo, gracias a su Maestro la disfruta y lo hace pensando en el Amor. En el Amor que Yo Soy y represento”.

 

Y como buen gurú habla de milagros y también de dinero. En varias cartas les aconseja que “el dinero no es una amenaza. Dejen de estar contra el dinero. No tomen el dinero como algo malo. El dinero no  tiene la culpa de nada. No es bueno ni malo”. Es común en sus reuniones por el país, luego de sus charlas, que los adeptos ingresen a un cuarto donde hay una urna y depositen lo que deseen. Pero el ‘deseo’ del adepto no es el mismo del maestro, por lo cual si en la urna no está la cantidad suficiente de dinero, todos volverán a pasar y depositaran nuevamente hasta cumplir con el deseo del maestro.

Por otro lado, quienes se instalan en el ashram de Catamarca trabajaran gratuitamente en la elaboración de sahumerios, velas y adornos que luego son vendidos entre los visitantes.

 

Las primeras denuncias

 

En mayo del 2003, los devotos de Mar del Plata habían agasajado al avatar y realizando la ceremonia de los Divinos Pies del Loto que consiste en colocar los pies en una vasija rodeada de flores donde le vierten agua con leche, miel  u otros ingredientes considerados sagrados. Esa noche el maestro, extrañamente para los presentes, le tocó los genitales a varios hombres, situación incómoda pero  que se interpretó como un ritual para descargarle los chackas de energía negativas. A uno se lo llevó a un cuarto y se los acarició con la excusa que tenía un cáncer en los testículos. Al poco tiempo, ese devoto –casado y con tres hijos- fue invitado a instalarse en el asrham de Catamarca.  El hombre, de más de 40 años se fue a vivir con la esperanza de un crecimiento espiritual.  Al poco tiempo, el maestro lo invitó a dormir en su habitación -costumbre que habitualmente lo hace con otros adeptos varones- y luego de desnudarlo decidió penetrarlo para transmitirle la ‘energía divina’. El adepto decidió negarse y esa misma noche se escapó del asrham. En Mar del Plata contó lo sucedido y el grupo decidió denunciarlo. Una cadena de mail comenzó a circular entre los devotos del maestro Amor: “Cuidado amigos, es un impostor que cuando puede ejecutar sus torcidos bajos deseos con inocentes victimas que le creen Dios”.

La situación no paso a mayores, porque la mayoría de los adeptos creyeron en la palabra de ‘Dios’, por lo cual el grupo siguió funcionando como si nada hubiera pasado.

El periodista Sergio Carreras, del diario La Voz del Interior de Córdoba, empezó a recibir denuncias acerca de un personaje que se hacía llamar dios y que había nacido en La Rioja.  Luego de una exhaustiva investigación publicó en el año 2005 una serie de artículos bajo el título ‘Dios atiende en Catamarca’ donde relataba la historia de Ricardo Javier Ocampo, de profesión cantante melódico y devenido en dios autóctono.

Entre los testimonios que denunciaron al maestro Amor llamó la atención el de una cordobesa de nombre Marcela. Ella relata que durante mucho tiempo fue devota del maestro Amor y que un día fue invitaba al asrham y que decidió llevar a su novio con el que pensaba casarse. Cuando llegaron a Catamarca el gurú les prohibió vivir juntos o tener relaciones sexuales.  Aceptó para “no abrir una puerta a los espíritus malignos que rondan el templo” como le habían dicho. Con el paso del tiempo su novio comenzó a estar raro. Conto Marcela al  diario:

 

“Mi novio comenzó a tratarme mal. Un día me contó que el Maestro le había dicho que iba a perder algo que apreciaba mucho: la virilidad. Que también le había dicho que iba a abrirle su energía femenina. Otro día me confesó que le gustaban las caricias que le hacía el maestro. Varios de los muchachos que conocí y que fueron a Catamarca durmieron con el Maestro. Algunos me dijeron que habían aprendido a hacer el amor gracias a él. A uno le dijo que tenía cáncer de testículo, para tratarlo. En todo el tiempo que estuve en el ashram, jamás llevó a dormir con él a mujeres, pero sí a muchos hombres. Otra vez le pidió a uno de los vedas que lo besara, y el chico le dio, sin dudar, un beso apasionado en la boca y todos aplaudieron. Dijo que era porque ese veda podía ver con los ojos de su alma, en cambio a una mujer que no se animó a besarlo le dijo que era porque no había evolucionado y sólo lo veía con los ojos de la carne”.

 

Las denuncias en La Voz  del Interior produjeron un verdadero revuelo. Ricardo Javier Ocampo las ignoró y siguió con su alegre predica:

 

“Soy un bebe que desea darles la muestra perfecta de la ternura. Soy un niño, que desea ser un espejo de la soltura y la inocencia. Soy un adolescente que desea hacerles perder el miedo a los errados pensamientos sobre todo lo confuso que es esta etapa. Soy ser maduro, que les muestra la firmeza del vivir con una mente ya crecida pero no abatida o aniquilada. Soy un anciano que guarda los más antiguos secretos que jamás imaginarán ustedes que existieron. Soy la mujer que deseas, en cuerpo, mente y alma. El hombre que anhelas te devuelva la luz que otros hombres le robaron a tu alma, la madre que ama profundamente y el padre que dirige su familia con severa y blanda verdad. Soy compinche de mis amigos y cómplice de cualquiera fechoría o injusticia realizada por Mis devotos o seguidores, amigos o enemigos, amantes o enamorados, pues Yo estoy presente siempre sea lo que sea que haga cada uno de todos ustedes. Yo Soy Su abogado y juez. Como abogado les diré a los señores del Karma, la inocencia que se les robo. Y la ignorancia que los llevo a cometer los delitos de los que se los acuse. Y como juez le creeré a ese abogado pues no son dos cosas separadas. Abogado y juez Soy Yo. No teman todo está brillando y yendo hacia Mis pies”.

 

Un viejo pero interesante documental de 2009 sobre el Maestro Amor

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