El gobernador de Jujuy, Gerardo Morales, parece estar cada día más descontrolado. No acepta los pedidos internacionales para liberar a Milagro Sala, que ya nadie duda es una presa política, sino que en el día de ayer apareció muerto en la cárcel el joven Nelson Cardozo, sobrino de un dirigente de la Tupac Amaru, también detenido por Morales. En un principio el servicio Penitenciario afirmó que fue un suicido, pero horas después se detuvo al subdirector y a siete agentes penitenciarios.
En este descontrol total de las instituciones de la provincia de Jujuy –por mucho menos el presidente Néstor Kirchner intervino el poder judicial en Santiago del Estero en el año 2004-, ayer el juez jujeño Pablo Pullen LLermanos procesó a Milagro Sala como coautora de homicidio agravado por precio o promesa remuneratoria, en grado de tentativa, a raíz de un tiroteo en el año 2007. Por este hecho el magistrado absolvió a Jorge Rafael Paes, quién es señalado como autor material del crimen. El otro supuesto sicario contratado por la líder Tupac Amaru, Fabán Ávila, declaró que el enfrentamiento se originó por “cuestiones de cancha”. Suena como un capítulo de una novela de García Márquez.
Ante la presión de las Naciones Unidas, la OEA y Amnistía Internacional, el ex titular de la UCR y socio fundador de Cambiemos, Ernesto Sanz, salió a bancar a Morales y atacar a quienes piden por la liberación de Sala.
“Liberarla sería un canto a la injusticia. Ante tantos opinadores locales y extranjeros, creo como hace diez meses, que el caso de Milagro Sala puede marcar un antes y un después en la Argentina”, escribió. No se detuvo ahí: “Frente a tanta hipocresía de gente a la que le cuesta reconocer y repudiar decenas de delitos, hay que poner una sola cosa: Justicia. No se trata de bibliotecas ni de teorías, menos de académicos; se trata de Justicia. de la Justicia y Jueces con mayúsculas y coraje que tiene Jujuy”. Y finalizó: “Milagro Sala no puede estar libre porque obstaculizaría la investigación. Liberarla sería un canto a la injusticia y una derrota de la ley y la verdad”.
Mientras tanto ayer una comitiva de 50 ex presos políticos de las provincias de Buenos Aires, Córdoba, Mendoza, La Rioja, Santiago del Estero y San Luis visitaron a Milagro Sala en el Penal de Mujeres de Alto Comedero y expresaron también su solidaridad con Graciela López, Gladys Díaz y Mirta Aizama, dirigentes encarceladas junto a la diputada del Parlasur. Además, recorrieron la sede de la Tupac Amaru, las escuelas de la organización y el barrio.
Los ex presos políticos coincidieron al señalar que “el gobierno de Carlos Pedro Blaquier, Mauricio Macri y Gerardo Morales están llevando adelante un crimen como nunca antes se vio contra un movimiento social”. Reclamaron la libertad de todos los presos políticos de Jujuy y la restitución de la personería jurídica de la Tupac Amaru. La visita fue organizada por la Agrupación de Ex Presos Políticos de la Patria Grande.
Para finalizar, en el día de hoy, Juan Grabois, un hombre de los movimientos sociales muy cercano al Papa Francisco, afirmó en una nota en Página 12 que Milagro Sala vive un martirio por decisión de Morales y Macri. “El martirio implica por definición la muerte. Es precisamente la muerte de Milagro Sala, ya no tengo la menor duda, lo que están buscando algunos sectores del poder, muy particularmente, aunque no exclusivamente, en Jujuy. No es una metáfora ni una sugerencia: me refiero a su muerte física. Y si es un suicidio o una trifulca carcelaria, tanto mejor para ellos. En su odio ideológico, clasista, xenófobo y misógino que han demostrado con creces, la ven como un trofeo de guerra y quieren clavar su cabeza en una estaca. También tienen móviles menos pasionales. Se han metido en un lodazal jurídico cuyas repercusiones internacionales ya no pueden taparse: les sobran papeles en la prensa, pero les faltan en el expediente. Por otro, si se sostiene la teoría del delito que impulsa la fiscalía, esto compromete necesariamente a unos cuantos personajes del establishment político y judicial jujeño, muchos vinculados a Gerardo Morales. Nada mejor que extinguir la acción mortis causa. “Se suicidó la india patasucia”, “se mataron entre negras”. Su microclima autorreferencial, infecto de odio, les hace creer que tienen la impunidad garantizada”.