En uno de sus últimos spots de campaña, la gobernadora María Eugenia Vidal se dirige a la gente para pedirle que “por favor” acompañe a Cambiemos.
Este ruego casi desesperado –a pesar de ser dicho con su particular estilo delicado y de “señora de barrio buena”-, confirma que, evidentemente, el oficialismo lejos de estar en calma, refleja que las cosas no han ido tan bien. Y más cuando les llegan los resultados de las encuestas.
Cerca de Macri se comenta que más allá de que a lo largo de estas semanas se cumplió a rajatabla con hacer silencio frente a los problemas reales de la población, los exabruptos de Esteban Bullrich significaron un retroceso que no estaban en los planes del gobierno.
Ese indisimulable malestar quedó manifestado hoy mismo por el presidente al encabezar el acto de cierre de campaña del frente porteño ‘Vamos Juntos’, donde en medio de globos también pidió una y otra vez que, por favor, la ciudadanía concurra a las urnas el domingo.
Está claro que la constante a lo largo de esta campaña fue la sucesión de un error tras otro, más allá de las palabras de rigor para salir al cruce de alguna manera. Es que, sabedores de que los grandes medios los apañan, los candidatos del oficialismo siguen adelante, porque saben que se dejará de lado cualquier contingencia que pueda atentar contra sus intereses.
En otro escenario, sería inimaginable suponer tanta supuesta tranquilidad, frente a una realidad que muestra a una sociedad cada vez más empobrecida, con una inflación y un dólar que se disparan día tras día, con más represión y hasta con un desaparecido.