“Contra la flexibilización laboral y la reforma previsional”, en reclamo de un “aumento de emergencia por una jubilación digna” y por la “defensa del empleo”, finalmente la CGT marchará mañana a las 15 a Plaza de Mayo, después de tantos titubeos y posibilidades de ruptura.
Tal vez, como una manera de protegerse, la central sindical se garantizó el apoyo de las dos CTA y de los municipios bonaerenses gobernador por kirchneristas.
Mientras los llamados “gordos” estaban más cerca de dar un paso al costado en la protesta, a la que condicionaban por los resultados de las PASO, el moyanismo, encarnado por el camionero Pablo, fue desde donde surgió el mensaje más duro en cuanto a la necesidad de marchar, donde además se reclamará por la “aparición con vida” de Santiago Maldonado.
Otro tanto planteó Juan Carlos Schmid, miembro del triunvirato conductor de la CGT, que anunció que no iba a dar un paso atrás.
A ellos se sumaron la corriente sindical encabezada por el bancario Sergio Palazzo, secretario general de la Asociación Bancaria, Sergio Palazzo, quien dijo que “no haber marchado hubiera sido un mamarracho”, mientras exigió un “paro nacional” lo “antes posible”.
Otro tanto ocurrirá con las organizaciones sociales que suelen movilizar a grandes grupos de personas, entre ellas las beneficiarias de planes de ayuda gubernamentales.
En tanto, los municipios kirchneristas de Avellaneda, Berazategui, La Matanza y Ensenada ya confirmaron su participación en la marcha. Al respecto, Mario Secco, intendente de Ensenada planteó que “la CGT debe, además, convocar a un paro nacional contra el gobierno de Mauricio Macri”, ya que el país “venía creciendo a pasos acelerados”, y el modelo económico del macrismo asestó un “planchazo” sobre la economía.
La movilización de mañana, que coincide con el aniversario del renunciamiento de Eva Perón a la candidatura a vicepresidenta de la Nación en 1951, ya fue criticada duramente por Mauricio Macri, quien advirtió que en las PASO del domingo “la Argentina ratificó la vocación de cambio”, y que la central obrera “perdió la capacidad de escuchar y entender lo que pasa”.
En esa misma línea, el ministro del Interior, Rogelio Frigerio, cuestionó la marcha al calificarla de “totalmente extemporánea” y de un “error”, además de atribuir la protesta a una “crisis de conducción” en la organización.