La gobernadora María Eugenia Vidal tuvo que abandonar sus oficinas del piso 19 en la sede porteña del Banco Provincia y armó nuevo reducto en la Casa de la Provincia. ¿Por qué?
Hay una razón clara: tras la sanción de la reforma al régimen jubilatorio de los empleados del Banco Provincia, aprobada en diciembre en la Legislatura en un trámite exprés sin participación de los trabajadores ni el gremio que los representa, la gobernadora empezó a sentirse incómoda en ese lugar porque ya los ánimos allí habían cambiado. De hecho hasta la diputada Carolina Piparo, quien supo trabajar en ese edificio como asesora hasta ser electa, fue escrachada en afiches por haber votado a favor de ese cambio.
A ese oficina, que también usó durante años el ex gobernador Daniel Scioli, Vidal solía ir buena parte de la semana para recibir a ministros, empresarios y cualquier dirigente que prefiriera la comodidad de no tener que viajar hasta La Plata para entrevistarse con ella. Pero tras el rechazo total a los cambios en la edad y la fórmula de calcular los haberes de los jubilados bancarios, Vidal empezó a sentir que podían hacerle un escrache en cualquier momento y ordenó a su equipo armar en plenas vacaciones de verano un operativo mudanza a la Casa de la Provincia. Allí funciona hoy su oficina porteña.